Las redes domésticas de los usuarios han ido creciendo en complejidad conforme aparecen nuevos dispositivos en el mercado. Routers, switches, PLCs o dispositivos NAS son algunos de los más característicos en los hogares de los usuarios. Sin embargo, las impresoras con Wi-Fi comienzan a tener cierta presencia en los hogares de los usuarios.
Se trata de un dispositivo que no se cambia con bastante frecuencia, y a pesar de que este tipo de impresoras ya se encuentra desde hace bastantes años en el mercado, es ahora cuando parece ser que sus ventas comienzan a crecer, renovándose lentamente las impresoras de los hogares de los usuarios. Algo que es innegable es que son muchos los usuarios que tienen cierto pánico a los cables, en el sentido de que son molestos y por lo tanto, cuantos menos cables haya que poner mucho mejor, algo que seguramente comparta la mayoría por no decir todos los usuarios. Podéis visitar nuestro tutorial sobre cómo solucionar problemas de conexión en impresoras.
Sin embargo, la comodidad de estos dispositivos puede también tener sus inconvenientes. Por este motivo, vamos a tratar de citar las ventajas , pero también los inconvenientes que tiene las impresoras con Wi-Fi.
Ventajas de las impresoras con Wi-Fi
Sin querer ya hemos hablado en anterioridad de una de las ventajas de este tipo de impresoras: la ubicación. Su conexión Wi-Fi evita que tenga que estar justo al lado de los ordenadores de sobremesa. Además, el precio penas se ve aumentado, y hoy en día impresoras por menos de 80 euros ya se pueden encontrar con esta conexión, sin suprimir ninguna de las funcionalidades que el usuario busca de una impresora (equipo multifunción),
Este tipo de impresoras también se ve apoyada por otro tipo de interfaces, es decir, dependiendo del modelo también se puede incluir una conexión USB o bien una interfaz Ethernet.
Inconvenientes de estas impresoras
De momento todo lo que hemos encontrado son ventajas, sobre todo el precio y su movilidad. Sin embargo, como sucede siempre, las cosas buenas siempre poseen su lado malo.
A donde queremos llegar es que la seguridad de la impresora y su conectividad no es tan trivial como si se tratase de una impresora USB. En primer lugar es necesario disponer de una conexión Wi-Fi corréctamente configurada en la vivienda. Cuando hablamos de corréctamente configurada nos referimos a que esta se encuentre protegida bajo una clave, ya que sino sería relativamente sencillo interceptar el intercambio de datos entre la impresora y cualquier equipo de sobremesa o dispositivo móvil.
La conexión Wi-Fi no solo implica una configuración adecuada de la red a la que se va a conectar la impresora sino que también es diferente su configuración, ya que en este caso estaríamos hablando de una impresora de red. En muchos casos no es necesario recurrir a un software de instalación para la funcionalidad de impresión, ya que los sistemas operativos poseen una utilidad que permite realizar la detección de esta. Sin embargo, si queremos configurar el resto de funciones deberemos echar mano del software propio de cada impresora, lo cual nos garantizará además un correcto funcionamiento.
¿Merece la pena o no comprar una impresora con WI-Fi?
Si lo que quieres es evitar tener que poner cables y tener libertad de movimiento para poder colocar la impresora donde mejor nos convenga, entonces sin lugar a dudas es la mejor opción, aunque también es verdad que es necesario «perder» media hora o una hora en su configuración de forma correcta, sobre todo para evitar problemas en el funcionamiento de la conexión Wi-Fi y su seguridad.