Cada vez más personas usamos el móvil para pagar en tiendas, enviar dinero o guardar nuestras tarjetas. Y aunque las billeteras digitales son bastante seguras, hay cosas que conviene tener en cuenta si no quieres llevarte un susto. Yo mismo he llegado a hacer toda la compra del mes sin sacar la cartera del bolsillo. Usar el teléfono como medio de pago se ha convertido en algo tan habitual que casi ni lo pienso. Pero lo cierto es que llevar tu billetera en el móvil también implica riesgos, sobre todo si no activas ciertas protecciones. En este artículo te cuento cinco precauciones clave que siempre sigo para evitar que me vacíen la cuenta por un descuido.
La popularización de las aplicaciones de Wallet para pagar con el móvil ha supuesto un antes y un después, y es que incluso personas mayores con un smartphone ya pagan siempre con el móvil, porque simplemente es mucho más cómodo que usar una tarjeta y tener que introducir el PIN de la tarjeta si quieres pagar algo por encima de 50€. Sin embargo, es recomendable que tomes buena nota de cinco consejos que os damos aquí.
Usa siempre autenticación biométrica y un buen PIN
Tu móvil es como la puerta de entrada a tu dinero. Así que lo primero es asegurarte de que solo tú puedes desbloquearlo. La huella dactilar o el reconocimiento facial son una capa de seguridad brutal, y la mayoría de apps de billetera lo soportan. Pero ojo: no te olvides del PIN. Si por alguna razón falla el sensor biométrico, ese PIN será tu único salvavidas.
Yo, por ejemplo, uso un PIN largo (nada de «1234») y activo el desbloqueo biométrico tanto en el teléfono como en la app de pagos. De este modo, aunque alguien tenga mi móvil, no podrá hacer nada sin mi cara o mi dedo.
Revisa los movimientos de tu cuenta una vez por semana
Puede parecer una obviedad, pero vigilar los movimientos de tu cuenta es una de las mejores defensas que tienes frente a fraudes. La mayoría de apps envían notificaciones al instante si se hace un pago, pero yo además entro a revisar manualmente mis transacciones cada semana.
Una vez detecté una compra de menos de 2 € que yo no había hecho. Era un intento de prueba para ver si la tarjeta funcionaba. Como me di cuenta a tiempo, pude bloquearla antes de que hicieran algo más gordo.
Uno de los problemas habituales, es cuando olvidamos que tenemos una cuenta bancaria. Puede que sepamos que existe, pero, básicamente, nunca entramos. Dejamos poco dinero dentro o utilizamos otra para el día a día. En estos casos, es más complicado detectar problemas de este tipo, ya que no siempre avisan en caso de recibir un cargo.
Desactiva el guardado automático de tarjetas y datos de pago
Sí, ya sé que es muy cómodo no tener que meter los datos cada vez. Pero eso de dejar que el navegador o la app guarde tus tarjetas es como dejar la puerta abierta “por si acaso”. En mi caso, prefiero introducir los datos manualmente en cada compra, sobre todo cuando uso tiendas menos conocidas.
Y si eres de los que compra desde el móvil con frecuencia, mi consejo es claro: evita que Google Pay o Apple Pay almacenen automáticamente tarjetas nuevas sin preguntarte antes. Tardarás unos segundos más, pero ganarás en tranquilidad.
Esto es igual que a la hora de utilizar contraseñas. Lo ideal sería no guardar nunca las claves en el navegador. Siempre existe el riesgo de que haya algún problema de seguridad y comprometa todas las contraseñas que hemos almacenado.
Establece un límite de transacciones
Algunas apps te permiten poner un tope máximo por operación o por día. Esto es una barrera muy útil si alguien logra entrar en tu billetera. Aunque consigan hacer un pago, el daño será limitado.
Yo tengo activado un límite diario de 50 €, suficiente para gastos normales, pero si alguna vez necesito hacer algo más grande, lo cambio y luego lo vuelvo a reducir. Así, tengo control y reduzco riesgos sin complicarme la vida.
Desconfía de enlaces sospechosos y códigos QR aleatorios
El phishing sigue siendo la técnica favorita de muchos estafadores. Ya no solo te mandan correos extraños: también llegan por WhatsApp, mensajes de texto o incluso por redes sociales. A veces se hacen pasar por tu banco, una tienda o incluso la app de pagos que usas.
Una amiga cayó por escanear un código QR en un cartel callejero que prometía descuentos. Le redirigió a una web falsa y le pidieron que introdujera su número de tarjeta. Resultado: perdió 300 € en un par de horas.
Mi norma: si un mensaje me pide que «verifique» o «actualice» mis datos de pago, lo borro. Y si veo un código QR en un sitio que no me inspira confianza, paso de largo.
Cuidado con el tiempo de encendido de pantalla
Otra recomendación más, es reducir el tiempo que puede estar encendida la pantalla. En caso de que llegaran a robar tu móvil mientras lo estás usando por la calle, por ejemplo, es importante que reduzcas riesgos y pongas un tiempo de encendido limitado, para que no puedan realizar pagos al estar la pantalla bloqueada.
Si tuvieras el móvil configurado para que la pantalla se mantenga encendida por un minuto, por ejemplo, el ladrón va a tener margen para, una vez robado, seguir utilizando el teléfono hasta llegar a cualquier tienda y pagar con él, sin que pida el PIN. No tendrías tiempo para bloquear la tarjeta. En cambio, si el tiempo de apagado lo limitas a 10 segundos, por ejemplo, es menos probable que pueda llegar a pagar.
Seguridad sin paranoia, pero con sentido común
Las billeteras digitales son prácticas, rápidas y bastante seguras… si sabes usarlas con cabeza. No hace falta vivir con miedo, pero sí aplicar unas cuantas medidas básicas que, una vez configuradas, no molestan nada y pueden salvarte de un buen disgusto.
Desde que sigo estos pasos, tengo la sensación de tener el control total sobre mis pagos digitales. Y sinceramente, eso no tiene precio.