¿Debe estar toda tu casa a la misma temperatura? No cometas errores si quieres ahorrar en la factura

De cara a ahorrar en la factura de la luz, especialmente en meses en los que la temperatura es más extrema, tener la vivienda bien aclimatada va a ser clave. Esto significa que la debemos tener a la temperatura adecuada, para no estar consumiendo en exceso, pero sin que ello suponga pasar frío o calor. Ahora bien, ¿conviene tener toda la casa a la misma temperatura? De ello vamos a hablar en este artículo.
El objetivo es que puedas identificar cuándo conviene bajar o subir la temperatura de tu hogar, para que así evites estar consumiendo más de lo necesario. Te vamos a dar algunas pautas a tener en cuenta, con la idea de que puedas pagar menos en tu factura de la luz y mantener la vivienda bien aclimatada.
No necesitas toda la casa a la misma temperatura
Podemos decir que es un error tener la casa, en su conjunto, a la misma temperatura si el objetivo es ahorrar energía. No necesitas tener todas las habitaciones igual. No es lo mismo el pasillo, por donde solo vas a pasar un momento, que una habitación a la que entres a coger algo y salgas que, por el contrario, un espacio donde pases muchas horas.
Por tanto, lugares como la habitación de trabajo, el salón, la cocina si vas a pasar tiempo cocinando o el baño, viene bien que estén a la temperatura adecuada y puedas así tener confort. Sin embargo, otros sitios, como puede ser una habitación donde solo almacenes cosas, un pasillo o incluso el dormitorio, no necesitas que estén a la misma temperatura.
En el caso del baño, por ejemplo, conviene que esté 1 o 2 grados por encima de la temperatura general de tu vivienda, como puede ser la zona de trabajo o el salón. En cambio, el pasillo o una habitación donde no suelas entrar, puedes mantenerla 2 o 3 grados por debajo de la temperatura a la que tengas el salón o la zona de trabajo. Por parte del dormitorio, si solo vas a entrar para dormir, puedes mantenerlo a la temperatura que necesites por la noche.
Eso sí, es importante que tengas un buen aislamiento térmico y las diferentes estancias del hogar estén correctamente separadas. No tengas la calefacción puesta en una zona y no en otra, pero con las puertas abiertas.
Modifica según necesites
De forma general, podemos decir que lo ideal, para ahorrar, es que la temperatura de la calefacción en invierno esté entre 18 y 20 grados. Puedes subir 1 o 2 grados en el caso del baño. Para dormir, por la noche, no necesitas que esté a más de 16 grados, por lo que podrías apagarla por completo, si no vives en una zona muy fría, o ajustarla a esa temperatura.
No obstante, lo ideal es que modifiques la temperatura según necesites. Tal vez por la mañana estés trabajando en una habitación, pero el resto del día lo pases en el salón o estés menos tiempo en casa. Por tanto, podrías modificar la temperatura de cada estancia, en función del momento del día.
La idea que debes tener presente es que no deberías mantener todas las habitaciones, toda la vivienda, a la misma temperatura. Es interesante que lo ajustes en función de qué necesites y así reducir el consumo de energía.