Hoy en día tenemos muchas opciones para contratar Internet. Hay muchas tarifas disponibles, con más o menos velocidad. Un punto diferencial puede ser el precio, donde también podemos encontrar bastante diferencia. Ahora bien, ¿realmente deberías pagar más por tu conexión y tener más velocidad? En este artículo te contamos qué debes tener en cuenta para poder ahorrar y no estar pagando más de lo que realmente vas a necesitar para tu día a día.
Pagar por la velocidad que realmente necesitas
Lo normal es que una misma operadora ofrezca diferentes tarifas, con diferentes velocidades. Está claro que a tu operadora, sea cual sea, le interesa que contrates la más cara, la que tiene más velocidad. El problema, si pensamos en nosotros como usuarios, es que muy probablemente no vamos a necesitar tanta velocidad y vamos a estar pagando más de lo necesario.
Por ejemplo, podrías encontrarte con tres tarifas habituales: 300 Mbps, 600 Mbps y 1 Gbps. Especialmente si contratas esta última, la diferencia en precio puede ser más que significativa. Es, digamos, la tarifa estrella de la operadora, la que ofrece más velocidad. ¿Necesitas pagar más para tener esa tarifa? Muy probablemente no.
Si te preguntas por qué no necesitas tanta velocidad, la respuesta está en el uso que le das a la conexión en tu día a día. Por ejemplo, para ver Netflix en alta definición no necesitas más que 25 Mbps. Navegar, utilizar Skype o usar la nube de manera puntual tampoco necesita de un gran ancho de banda.
Sí necesitarías más ancho de banda si por ejemplo vas a usar muchos dispositivos conectados al mismo tiempo para ver plataformas de Streaming, jugar online o utilizar la nube. En ese caso el ancho de banda podría quedar limitado y conviene tener el suficiente para no tener problemas. También de cara a subir archivos a la nube o realizar descargas siempre y cuando puedas aprovechar realmente la velocidad máxima.
Pero si hablamos de un uso habitual de Internet, donde no vas a conectar más de 3 o 4 dispositivos al mismo tiempo y no necesitas un ancho de banda demasiado grande, realmente puedes ahorrarte dinero y no contratar la tarifa más cara que te ofrezcan.
La limitación de hardware, también es clave
Otro punto a tener muy en cuenta es la posible limitación de hardware. Tal vez contrates Internet de 1 Gbps, pero no tengas dispositivos que realmente soporten esa velocidad. Por ejemplo, simplemente con tener un ordenador que no tenga puertos Gigabit Ethernet ya no podrías alcanzar esa velocidad por cable; estarías limitado a 100 Mbps.
También es necesario tener una buena tarjeta de red Wi-Fi para lograr esas velocidades. No importa si navegas desde el ordenador o lo haces a través del móvil. En ambos casos podrías estar limitado y nunca llegar a alcanzar esa velocidad que tienes contratada, por lo que estarías desperdiciando dinero.
Por tanto, como ves en muchos casos no es necesario pagar por la tarifa de Internet más cara. No necesitas realmente tener la máxima velocidad, ya que para un uso cotidiano de Internet te basta con una tarifa inferior. Hay casos en los que sí puede ser necesario, pero no es lo normal. Lo ideal es que siempre mires bien cuánto vas a necesitar. Siempre puedes medir la estabilidad de la conexión de Internet.
