Para poder pagar menos en la factura de la luz, algo fundamental es controlar los electrodomésticos de mayor consumo. Es ahí donde tienes un mayor margen para abaratar el gasto mensual. Te vamos a explicar qué debes hacer para que tus aparatos de cocina gasten menos energía. Vamos a mostrarte algunas recomendaciones para los que tienen un mayor consumo y utilizas cada día.
A veces, solo con hacer pequeños cambios ya podrías notar un descenso en el consumo. En otros casos, vas a tener que modificar más tus hábitos diarios. No obstante, siempre podrás disminuir el consumo y notar que la factura de la luz empieza a disminuir cada mes, por lo que ahorrarás dinero.
El 50% de tu factura de electricidad sale de la cocina
Aunque puedes tener aparatos de gran consumo en cualquier lugar de la vivienda, es en la cocina donde suelen concentrarse más. Un ejemplo claro es el frigorífico, que puede suponer sobre el 30% de todo el consumo anual, en muchos casos. También otros electrodomésticos como el horno o el lavavajillas, pueden consumir bastante. Usarlos correctamente, va a ser clave.
Es por ello que, a la hora de comprar electrodomésticos para tu cocina, debes fijarte muy bien en sus características. Por ejemplo, debes mirar la etiqueta de eficiencia energética, así como posibles configuraciones que puedas realizar, programas que podrías utilizar, etc. Esto te ayudará a tener un menor consumo, sin que ello suponga tener un aparato limitado.
Podemos decir que, en muchos casos, más del 50% del total de la factura mensual se debe al gasto de electricidad en la cocina. Lógicamente, esto va a depender de cada caso, ya que no es lo mismo una familia que coma siempre en casa, que una persona que viva sola y normalmente coma fuera. Pero sí, es una parte muy importante de la factura e intentar que disminuya ese coste, va a ser esencial.
Ahorrar luz al usar el frigorífico
En primer lugar, vamos a comenzar dando algunos consejos para ahorrar energía al usar el frigorífico. Aunque los modelos actuales consumen bastante menos que los más antiguos, es imprescindible utilizarlo correctamente y no cometer errores. Es algo que está siempre encendido, por lo que el consumo es constante.
Pon la temperatura correcta
Es fundamental poner la temperatura adecuada. Un error común es tener el frigorífico a una temperatura inferior a la necesaria. No hace falta tenerlo a 2 o 3 grados. De hecho, lo ideal es tenerlo de 4 a 6 grados, en función de la situación de la zona donde lo ubiques y la temperatura que haga. Si está en una zona en la que haga bastante calor, entonces la temperatura debe acercarse más a 4 grados. En cambio, si suele hacer frío en tu cocina, si vives en una zona donde las temperaturas suelen ser bajas, entonces sí que podrías acercarte más a esos 6 grados. Es por ello que, en verano, se recomienda bajar un grado la temperatura del frigorífico.
También va a depender de las veces que abras el frigorífico. Si se trata de un aparato que tienes en una segunda residencia, por ejemplo, donde pasa días sin ser abierto, entonces podrías mantenerlo a 5 o 6 grados. Si lo abres frecuentemente, entonces lo ideal es tenerlo a 4 o 5 grados.
Todos los frigoríficos actuales disponen de un modo «Eco», que básicamente lo que hace es que la temperatura esté a unos 6ºC aproximadamente, aunque depende de la marca y modelo. Lo mismo ocurre para la parte del congelador, también tenemos un modo «Eco» con una temperatura superior, para así ahorrar lo máximo posible porque el compresor no tiene que estar continuamente en funcionamiento para mantener las temperaturas tan bajas.
Desenchúfalo si vas a viajar
Esta es una duda que surge muchas veces: ¿conviene desconectar el frigorífico de la corriente? Sí, pero solo si vas a hacer un viaje de cierta duración. Cuidado con esto, ya que es un error apagar este electrodoméstico si vas a tener comida dentro, ya que se deteriora. Además, ten en cuenta que va a consumir bastante hasta alcanzar la temperatura deseada, no obstante, merece la pena si vas a irte más de 1 mes fuera de casa, de lo contrario, no merece la pena por el poco ahorro que conseguiremos.
Por tanto, solo recomendamos desenchufar el frigorífico si vas a irte de viaje. Por ejemplo, si vas a irte de vacaciones dos semanas, si vas a pasar un tiempo en una segunda residencia o similar. Lógicamente, tendrás que vaciar el aparato y no dejar ningún alimento perecedero dentro. Hecho esto, ya podrás desconectarlo y evitarás que consuma energía de forma innecesaria.
Ábrelo solo lo imprescindible
Este punto es importante. Cada vez que abres el frigorífico, va a consumir más electricidad. Esto es así, debido al intercambio de temperatura entre el aire exterior y el interior de la nevera. Lo ideal sería que solo lo abras cuando realmente vas a sacar o entrar algo y hacerlo lo más rápido posible.
Evita dejar la puerta abierta y ponerte a hacer otras cosas. Cada segundo que pasa abierta, va a suponer un consumo extra porque el frigorífico tiene que recuperar la temperatura que había anteriormente. Especialmente, este gasto va a aumentar considerablemente en los meses de verano, cuando la temperatura exterior es mayor. También puede aumentar si lo tienes bastante vacío, ya que no hay barrera física que disminuya el aire de fuera.
Que esté en buen estado
Por supuesto, es imprescindible tener el frigorífico en buen estado. Conviene limpiarlo de vez en cuando, cada 6 meses, por ejemplo. Si acumula hielo, eso va a suponer un lastre para el correcto funcionamiento y tendrá que consumir más energía para poder mantener una temperatura adecuada en el interior. También deberías mantenerlo limpio por fuera y evitar así que acumule suciedad. Esto podría llegar a afectar al compresor de aire y que empiece a funcionar peor. Todo esto provocará un aumento en el gasto energético, además de disminuir la vida útil.
Si en algún momento te has dejado la puerta del frigorífico abierta, aunque el modelos sea «NoFrost», se acumulará hielo en la parte superior del congelador. En estos casos, veremos como el frigorífico realmente no enfría bien, porque las rejillas por donde debe pasar el aire frío están taponadas. Es muy importante que abras el congelador, quites todo el hielo con un secador de pelo, y posteriormente limpies el agua que se haya derramado y volver a dejarlo todo como estaba.
Ubícalo bien
Otro factor importante es dónde colocas el frigorífico. Es esencial alejarlo de fuentes de calor. Por ello, recomendamos que lo pongas lejos del horno y cualquier electrodoméstico que desprenda calor, ya que esto provocará que tenga que funcionar a mayor potencia para mantener la temperatura bien. Igualmente, conviene que lo alejes de la pared. No lo pongas justo pegado, ya que el calor que desprende va a rebotar y favorecerá el gasto eléctrico. Intenta separarlo todo lo posible. No lo pongas tampoco cerca de puertas o ventanas por donde entre luz directa del sol.
Esto es fundamental no solamente por el ahorro energético, sino también para la durabilidad del frigorífico, ya que no es nada bueno que la parte trasera del mismo esté demasiado caliente, es fundamental tener una buena refrigeración.
Gastar menos luz con el horno
Otro aparato de la cocina que tiene un gran consumo eléctrico, es el horno. Si lo utilizas mal, podría llegar a consumir bastante energía. Además, es otro electrodoméstico que seguramente utilices casi todos los días, por lo que tienes margen para conseguir ahorrar en la factura por este medio. Se estima que, de media, el gasto del horno al mes ronda los 2,54€, lo que supone más de 30€ anuales.
Aprovecha el calor residual
Un primer punto que queremos mencionar, es aprovechar el calor residual al usar el horno para cocinar. Esto te ayudará a ahorrar energía, sin que ello suponga que la comida no termine de calentarse correctamente. Es algo básico, pero que muchas veces lo pasamos por alto o no lo hacemos de forma adecuada. ¿En qué consiste exactamente esto del calor residual? Es tan simple como apagar el horno antes de que termine la cocción. Cuando lo apagas, la temperatura no cae radicalmente. Ese calor residual se va a mantener un tiempo. Por tanto, la idea es que alcance la temperatura deseada y, en función de qué estés cocinando, apagarlo unos minutos antes.
Cocina varias cosas a la vez
Un consejo más es calentar varias cosas a la vez, dentro del horno. Claro, esto no siempre va a ser posible, por falta de espacio. Pero siempre que puedas, lo ideal es que metas varias cosas en el electrodoméstico y aproveches ese consumo de energía para ahorrar y no tener que ponerlo después nuevamente. Si tienes problemas de espacio, lo que puedes hacer es meter otras cosas justo después de terminar de calentar lo que tenías previamente. Ya vas a aprovechar algo el calor residual que va a permanecer, por lo que ahorrarás ese precalentamiento y podrás gastar menos electricidad en tu día a día.
Como hemos mencionado antes, el calor residual, dependiendo de qué alimento vayas a cocinar, nos permitirá terminarlo totalmente gratis, ya que el calor permanece en el horno bastantes minutos.
Evita abrir la puerta
Cuando abres la puerta del horno, el calor de dentro va a intercambiarse con el aire a menor temperatura de fuera. Esto va a provocar dos cosas: que tarde más en calentarse la comida y que consuma más energía porque tendrá que volver a activarse las resistencias. Por tanto, lo ideal es que evites abrir la puerta siempre que sea posible. Te ayudará a ahorrar.
Si tuvieras que abrir la puerta, ya sea para sacar o entrar algún alimento, o simplemente para comprobar que va bien, lo mejor es que el tiempo que esté abierto sea el mínimo posible.
Buen mantenimiento
Es necesario tener un buen mantenimiento del horno. Evita que acumule suciedad, ya que eso va a hacer que, en mayor o menor medida, consuma más energía. Realizar una limpieza de vez en cuando, te ayudará a que esté siempre al 100% y disminuir así el riesgo de que aparezcan problemas al usarlo.
Esto también incluye ubicarlo correctamente. Como cualquier aparato, asegúrate de que no hay elementos externos que puedan afectar al buen funcionamiento. Revisa bien dónde lo vas a colocar.
Optimizar el uso del lavavajillas y consumir menos
Existe la creencia de que lavar con el lavavajillas es mucho más caro que hacerlo a mano. Sin embargo, si haces las cosas bien, esto no es así. Vas a poder incluso ahorrar dinero, al mismo tiempo que mantienes tu vajilla siempre limpia y no tienes que molestarte en fregar manualmente. Te vamos a dar algunos consejos esenciales para que no cometas errores.
Llénalo al máximo
Esto es algo de sentido común, pero conviene recordarlo. El lavavajillas va a gastar lo mismo si simplemente pones un plato y dos tenedores, que tenerlo lleno al máximo. Al menos, si la configuración es general. Por tanto, lo mejor es que lo llenes todo lo posible y así evitar desperdiciar energía tontamente.
En caso de que necesites tener la vajilla limpia lo antes posible, pero no has llenado al máximo el aparato, podrías utilizar un programa de media carga. Va a funcionar a menor potencia, ya que realmente no necesitará ir al máximo. No todos los modelos disponen de este modo.
Utiliza el programa adecuado
Por supuesto, el programa del lavavajillas que utilices va a determinar el consumo. Hoy en día, los aparatos modernos cuentan con un programa Eco. Es el de menor consumo, el que deberías utilizar siempre que sea posible. También hay otros programas de lavado rápido, de media carga, etc. Elige siempre aquellos que consuman menos. Habrá casos en los que no sea posible, como puede ser tener sartenes muy grasientas, por ejemplo. Sin embargo, para lavar platos y cubiertos de forma habitual, basta con utilizar el modo Eco y ahorrarás electricidad.
En los últimos modelos de lavavajillas, disponemos de un programa de 1h que dura justamente esto, y otro que es el programa «Eco» que puede durar 2 horas y media. Esto no significa que el programa Eco, por el hecho de tardar más, consuma más energía y agua, es justamente lo contrario. Siempre que sea posible, nuestra recomendación es que uses este programa «Eco» para no tener ningún problema.
Evita que se ensucie
El lavavajillas, como cualquier otro aparato, puede empezar a acumular suciedad. Esto va a ocurrir, aunque no hagas nada mal, simplemente por el uso. Lo que sí está en tu mano es asegurarte de que está limpio. Viene bien realizar una comprobación de forma periódica, para evitar que acumule suciedad. Por supuesto, es fundamental que revises el filtro, para asegurarte de que está completamente limpio, porque se podría obstruir y el lavavajillas te dará un error indicando este problema.
Otro aspecto a valorar, es qué pastillas o gel utilizas, es muy importante que sean de calidad, y que no dejen ningún residuo plástico en su interior. Además, conviene hacer lavados de cuba una vez cada tres meses, es decir, poner el lavavajillas vacío en el programa de limpieza de cuba, para proceder con este programa y así dejarlo todo bien limpio.
No pongas la temperatura al máximo
Lo que más consume al utilizar el lavavajillas, es precisamente calentar el agua. Si lo utilizas a la máxima temperatura, esto puede provocar que el consumo aumente considerablemente si lo comparamos con poner la temperatura más baja. Generalmente, la temperatura suele estar entre los 45 y los 65 grados. No necesitas que esté en la parte alta de la horquilla. Incluso puedes ponerla a menos de 40, si es que tienes un programa de lavado que disponga de esta funcionalidad.
Eso sí, lógicamente dependerá de qué necesites limpiar y de qué manera. Para ayudar a que el lavavajillas funcione mejor, y poder así poner la temperatura más baja, es importante que elimines bien los restos de comida antes de meter los cubiertos.
Evitar que la lavadora gaste mucha luz
También vas a poder ahorrar luz al utilizar la lavadora. Es esencial utilizarla correctamente, ya que es otro de esos electrodomésticos que pueden consumir bastante y donde vas a tener margen para poder ahorrar.
Baja la temperatura
Como en el caso del lavavajillas, por ejemplo, la temperatura va a ser clave. En muchos casos, no es necesario tener la máxima temperatura para lavar la ropa. De hecho, simplemente con pasar de 60 grados a 40, es posible llegar a ahorrar sobre un 40%. Incluso si lo bajas a 30 grados, mejor aún para abaratar el coste. Además, debes tener muy en cuenta a cuánta temperatura debe lavarse la ropa, muchas prendas no soportan las altas temperaturas y se podrían dañar perfectamente.
Por tanto, asegúrate de que lavas la ropa a la temperatura adecuada. Siempre que puedas, lo mejor es utilizar programas en los que la temperatura no es demasiado elevada. Ya verás como empiezas a gastar menos.
Programa el encendido
Si tienes una tarifa de luz con discriminación horaria, programar la lavadora es una buena idea. Básicamente, lo que tienes que hacer es que se encienda a las horas del día en las que resulta más económico gastar energía. De esta forma, el tiempo de uso de este electrodoméstico será el mismo, pero más barato. Hoy en día la mayoría de lavadoras se pueden programar, para que empiecen dentro de unas determinadas horas, o en un determinado horario, pero esto depende muchísimo del modelo y, sobre todo, la antigüedad de dicho aparato.
En los casos donde tengas una lavadora muy vieja, es posible que, con un enchufe inteligente, puedas encenderla remotamente una vez programado el tipo de lavado etc. Sin embargo, las lavadoras algo más modernas, esto no se puede hacer. En otras palabras, las lavadoras muy antiguas sí se pueden automatizar vía enchufe inteligente, y las nuevas también a través del menú, pero las lavadoras entre medias no se puede hacer nada para automatizarlo de forma sencilla.
Utiliza la carga completa
Otro consejo, esta vez de sentido común, es utilizar la carga completa en la lavadora. Se tan simple como llenarla todo lo posible, pero tampoco sin pasarse, porque podría dañar el motor. Evita encenderla si simplemente vas a poner la ropa de un día. Como en el caso del lavavajillas, aprovechar los recursos está en tu mano siempre y cuando la llenes al máximo.
Si necesitar lavar poca ropa, y no puedes esperar a llenarla, utiliza un programa de lavado rápido. Muchas lavadoras cuentan con la función de lavado diario o exprés. Según sea el caso, elegir bien el programa te ayudará a consumir menos, no solo de electricidad, sino también de agua.
Evita que se deteriore
Asegurarte de que los filtros están limpios, realizar un mantenimiento de vez en cuando, no sobrecargarla en exceso y, en definitiva, evitar cualquier error que pueda dañar el funcionamiento, te ayudará a que gaste menos. Al mismo tiempo, lograrás que el aparato funcione bien, por más tiempo. También es muy importante que limpies los filtros adecuadamente, con el objetivo de que no se obstruyan y te de algún tipo de error.
Utilizar el detergente adecuado, y no pasarte en exceso, también hará que el electrodoméstico esté más cuidado y funcione perfectamente durante más tiempo. Son pequeños detalles que te ayudarán a ahorrar dinero con cada lavado.
Ahorrar luz usando la vitro para cocinar
La vitrocerámica también es otro aparato de la cocina que puede tener un consumo elevado, especialmente si te descuidas y no la usas bien. Vamos a darte algunas recomendaciones básicas, que vas a poder poner en práctica de una manera sencilla en tu día a día.
Controla el tiempo de encendido
Cuanto menos tiempo esté encendida la vitrocerámica, más ahorrarás. Esa es la base de la que debes partir. Por tanto, intenta aprovechar, una vez más, el calor residual. Si vas a cocinar, apaga la vitro un poco antes de que termine la cocción. No significa que deje de calentar de inmediato, sino que mantendrá la temperatura por un tiempo. Este consejo, aplicándolo cada día, cada vez que cocinas, puede hacer que ahorres bastante dinero cada mes, cada año. El coste va a estar directamente relacionado con el tiempo de funcionamiento, por lo que controlarlo va a ser la clave.
Por supuesto, es mucho más eficiente una vitro de inducción que las convencionales, si tienes una de inducción, intenta no poner siempre al máximo, ya que el consumo de energía es exponencial por cada nivel de calor que subamos. Por ejemplo, el modo «turbo» puede gastar hasta un 50% más que el máximo nivel «normal».
Utiliza ollas adecuadas
Utilizar recipientes adecuados, va a ser esencial para no gastar en exceso al usar la vitrocerámica. Busca ollas que tengan el tamaño correcto para lo que necesitas cocinar, intenta poner tapaderas para aprovechar mejor el calor y, además, utiliza el hornillo adecuado para cada caso.
Todo esto te permitirá aprovechar al máximo los recursos disponibles. Si usas una olla demasiado grande, por ejemplo, tardará más en calentarse. Esto, inevitablemente, supone un aumento en el consumo de electricidad.
Si puedes, utiliza alguna alternativa
Generalmente, la alternativa principal suele ser el microondas. En muchos casos, igual que puedes calentar la comida en la vitrocerámica, vas a poder hacerlo en el micro, pero ahorrando dinero. Es un electrodoméstico más eficiente, por lo que la comida va a tardar menos tiempo en calentarse. No obstante, es lógico que no todos los alimentos se pueden cocinar en el microondas, y de hecho, el resultado no es el mismo, así que debes valorar qué preparar en la vitro y qué hacer en el microondas.
Por tanto, siempre que sea posible intenta buscar alguna alternativa. Te ayudará a ahorrar energía y abaratar la factura de la luz al cocinar. En definitiva, estos son algunos consejos clave que debes tener en cuenta para ahorrar en la factura de la luz, a la hora de cocinar. Asegúrate de usar bien tus electrodomésticos, ya que pueden suponer una parte muy importante del total de la factura cada mes. Tienes margen de ahorro.