Los clientes de terceros de Twitter, un claro ejemplo de obsolescencia programada digital
Hoy en día prácticamente todos tenemos un smartphone con una conexión permanente a Internet y lo utilizamos para todo tipo de consultas, especialmente para nuestras redes sociales. Tanto con Facebook como Twitter, Instagram, Google+ y prácticamente todas estas redes sociales tienen sus propias aplicaciones especiales a través de las cuales podemos acceder a ellas de forma nativa sin necesidad de utilizar el navegador web, sin embargo, en la variedad está el gusto, por lo que muchos desarrolladores también han creado aplicaciones, a su imagen y semejanza, para que los usuarios puedan elegir.
Normalmente, las aplicaciones de terceros ofrecen a los usuarios un gran número de funciones y herramientas que, por defecto, no se encuentran disponibles en los clientes oficiales, y de ahí su éxito. Sin embargo, debemos tener en cuenta que los CEOs de las redes sociales no son tontos, y tienen el control total sobre las APIs oficiales de manera que ellos salgan ganando de todas formas y, si se usa una API no oficial, tener un camino para demandar.
Los clientes de terceros de las redes sociales están hechos para satisfacer las necesidades de los usuarios durante un corto periodo de tiempo. Los directores de las redes sociales lo caben y los programadores de dichos clientes lo saben, pero aun así deciden participar en el nuevo concepto que se conoce como obsolescencia programada digital.
La obsolescencia programada es una práctica de venta en la que los fabricantes se aseguran de que un producto no dure más de un tiempo determinado, obligando al usuario a comprar otra cosa, incluso el mismo producto de nuevo, pasado dicho tiempo. Un ejemplo de esto pueden ser las bombillas incandescentes o los smartphones.
En el caso de aplicaciones y programas también existe esta obsolescencia programa y, por poner un ejemplo, vamos a hablar de Twitter. Además del cliente oficial de Twitter, existen muchos clientes de terceros que buscan abrirse un hueco en el mercado, la mayoría de ellos de pago. Si alguna vez hemos revisado la API de Twitter, podemos saber que desde clientes de terceros solo pueden iniciar sesión un número limitado de usuarios, lo que se conoce como el límite de tokens. Una vez pasado dicho límite, la aplicación queda «llena», y ningún usuario más puede iniciar sesión, salvo que reseteemos la API y todos los usuarios tengan que conectarse de nuevo lo antes posible para tener un hueco en ella.
Compra, instala, borra, compra instala, borra… así funciona la obsolescencia programada digital
El primer cliente de terceros que se encontró con este límite fue Falcon. El desarrollador creó una aplicación, bastante buena, pero una vez alcanzó los límites de la API la retiró de la Play Store y dejó a todos los usuarios que pagaron por ella abandonados y sin posibilidad ni de reclamar ni de una sola compensación. Ahora, este mismo desarrollador tiene una nueva app, llamada Falcon Pro 3, la cual obliga a pagar por cada cuenta que queramos iniciar sesión, incluso aunque ya pagáramos por la app en su día, y que además no se actualiza desde hace 6 meses.
Tras Falcon, otros clientes de terceros han seguido la misma suerte, siendo una de las más recientes en alcanzar el número de usuarios, o tokens, Fenix.
Por suerte, no todos los programadores son narcisistas y buscan la obsolescencia programada con la que conseguir todo el dinero posible, abandonar el proyecto y marcharse en cuanto alcanzan los límites. El desarrollador de Talon, por ejemplo, una vez que su aplicación quedó limitada por el límite de tokens publicó el código fuente completo del cliente y, aunque actualmente cuenta con otra aplicación de pago, al menos los usuarios que pagaron por ella tienen en su poder el código fuente y pueden tanto utilizarlo en otros proyectos como crear un instalador personalizado con una API privada que les permita seguir utilizándolo.
Con Facebook, de momento, no se conoce ningún límite de tokens, aunque recordamos que en la API de Twitter tampoco existía dicho límite, lo cual no nos asegura que en un futuro cercano no se implemente, incluso se bloquee el acceso a estos clientes de terceros. Como recomendación personal, os recomendamos no pagar por clientes de terceros cuando tenemos los oficiales de forma totalmente gratuita y que, al menos, sabemos con certeza que van a funcionar bien.
¿Alguna vez has pagado por una aplicación digital y han abandonado el proyecto dejándote sin soporte?