Contar con copias de seguridad físicas, es algo muy útil para tener el contenido a buen recaudo y disponible cuando sea necesario. Puedes utilizar discos HDD o unidades SSD. Ahora bien, ten en cuenta que hay ciertos errores que podrías cometer y comprometer estos archivos. Podrías perder todo el contenido almacenado y que no esté disponible cuando sufras un ataque de ransomware y tengas que restaurar los archivos, por ejemplo.
Te daremos algunas recomendaciones de buenas prácticas para lograr que tus archivos estén a salvo si creas copias en HDD o SSD. Es importante proteger el contenido para no perderlo, pero también para evitar que pueda estar disponible para otros y terminar en malas manos, lo cual afectaría a tu privacidad.
Por qué puedes perder tus copias en HDD y SSD
Generalmente, las copias de seguridad las hacemos en discos duros HDD, ya que suelen tener mayor espacio disponible, sin necesidad de hacer una gran inversión económica. Pero también está la opción de utilizar SSD, que son dispositivos de menor tamaño y, salvo que necesites guardar demasiado contenido, basta para copias de 1 o 2 TB.
Escribir y reescribir con grandes archivos de forma frecuente
Uno de los errores que pueden provocar que pierdas todos los archivos en copias de seguridad de este tipo, es escribir y reescribir, continuamente, con grandes cantidades de datos. Por ejemplo, archivos muy pesados, como una carpeta que guarde tus fotos y vídeos de viajes, que podría ocupar varios cientos de GB.
Con esto, estarías consumiendo ese número máximo de ciclos que soporta una unidad de almacenamiento SSD. Se mide por ciclos de escritura por celda de memoria y consiste en la cantidad de veces que se puede sobreescribir una celda antes de que empiece a fallar. Si es una unidad de poca calidad, será menor.
En el caso de los HDD, este problema de ciclos no existe, pero sí el tiempo de vida útil y uso en funcionamiento. Si es una unidad que solo utilizas para crear copias de seguridad, y las haces continuamente, reescribiendo grandes archivos, habrá una mayor probabilidad de fallo. Cuantas más veces enciendas y apagues esta unidad, peor.
Confiar en estas unidades muy a largo plazo
También es un problema confiar en que estas unidades de almacenamiento, van a poder funcionar igual a largo plazo. Volvemos a lo que mencionábamos de los HDD, que tienen una vida útil y un uso en funcionamiento. Lógicamente, hablamos de años y de muchas horas de uso, pero existe ese límite.
Lo normal es que un HDD tenga una vida útil, en condiciones plenas, de entre 4 y 8 años. No quiere decir que no tengas un disco duro con 10 años y no pueda seguir funcionando o que tengas un ordenador con 3 años y empiece a fallar, ya que hablamos de media. Van a entrar en juego factores como el tiempo de uso, las veces que lo enciendas y apagues, la calidad de ese dispositivo…
En el caso de los SSD, principalmente se mide por ciclos por celda. Suelen ser de miles, pero para un uso habitual lo podemos traducir en entre 5 y 10 años. Duran más que los HDD, además de que son más resistentes a posibles golpes (los HDD son discos mecánicos), pero igualmente podrías tener problemas si confías en que esa unidad va a durar demasiados años.

Tener solo una copia
Un error más, que nos parece bastante importante, es tener una única copia de seguridad. No importa si la tiene en un HDD o un SSD, ya que siempre podrías tener problemas y ver cómo los archivos se pierden y te quedas sin todo lo que has ido guardando durante años.
Nuestra recomendación es que tengas varias copias de seguridad. Además, es interesante tenerlas en diferentes formatos. Por ejemplo, podrías utilizar almacenamiento en la nube, como Google Drive o Dropbox, además de tener un disco duro HDD con el mismo contenido. Nos gusta lo que se conoce como copias de seguridad 3-2-1. Significa que vas a tener tres copias de seguridad, en dos soportes diferentes (nube y unidades físicas) y tener una copia de seguridad externa, guardada en otro lugar físico (muy útil en caso de un incendio, robo o cualquier catástrofe).
Consejos para evitar problemas
Entonces, ¿qué deberías hacer para evitar todos estos problemas? Lo primero es contar con unidades de almacenamiento que sean de calidad. Tanto si vas a comprar un HDD, como si quieres un SSD, asegúrate de adquirir un producto que sea fiable, de una marca reconocida y que pueda funcionar bien a largo plazo. Podemos recomendarte marcas como Seagate o Western Digital.
También es importante que tengas una revisión periódica de tus copias de seguridad y que estén actualizadas. Si tienes varias, hacer lo mismo en todas ellas. No descuides algún disco duro que tengas guardado en un cajón, ya que podrías necesitarlo en cualquier momento y conviene que esté actualizado.
Si estás utilizando un HDD solo para copias de seguridad, no lo tengas siempre conectado. Estarás provocando que la vida útil disminuya. Lo mejor es tenerlo apagado y encenderlo cuando realmente lo vayas a utilizar. En caso de apagones o circunstancias similares, evitarás riesgos.
En definitiva, hay ciertos errores que podrían condicionar el buen funcionamiento de tus discos duros HDD y SSD. Es clave usarlos correctamente y no cometer esos fallos, de cara a tener tus archivos disponibles en todo momento.