A la hora de realizar la configuración de una red en nuestro hogar no es tan simple como conectar un router y ya lo tenemos todo hecho. Si no hacemos bien las cosas, aunque aparentemente todo funcione bien, puede que en el futuro tengamos problemas. La razón es que si no configuramos todo de la forma adecuada se puede traducir en fallos de seguridad. En ese aspecto podemos configurar una red robusta siguiendo unos pocos pasos relativamente fáciles, que nos pueden ahorrar un quebradero de cabeza en el futuro y lamentaciones. En este tutorial vamos a explicar los pasos para configurar tu red doméstica desde cero.
No importa que sea algo privado, solo de tu hogar, como más público, de una oficina, instituto o empresa. Todas las situaciones requieren un mínimo de configuración y seguridad, pese a que la compañía ya te haya instalado el router, será mejor comprobar y repasar los aspectos que veremos hoy.
Planteamiento inicial
Cuando vamos a montar la red de nuestra casa, puede resultar muy sencillo el dejarse llevar por el mercado. Buscar siempre lo mejor en todos los dispositivos, y ver todos los consejos posibles para realizar la instalación. Pero esto es un planteamiento que no tiene por qué estar mal, nos puede llevar a gastar demasiado dinero. Es muy común ver dispositivos de red totalmente desaprovechados. Por lo cual, debemos hacernos algún planteamiento inicial, de forma que podamos sacar el máximo rendimiento posible a todo el equipamiento que vamos a instalar. Y también, cómo lo vamos a instalar.
Lo primero y más importante, es conocer qué tipo de conexión vamos a tener en casa. Para obtener la más adecuada, tendremos que hacer una estimación de lo que vamos a hacer, y así identificar más o menos la velocidad que vamos a necesitar. En este caso es probable que el propio ISP nos ayude a buscar la velocidad más adecuada. Actualmente es muy probable que la instalación sea de fibra óptica, por lo cual es en lo que nos vamos a basar para el resto del equipamiento. A no ser que utilicemos un satélite o WiMax, donde los requerimientos van a ser menores por lo general.
Lo primordial será disponer de un router inicial. De nuevo estamos ante algo que el ISP nos puede proporcionar, pero en todo caso, es posible que nos interese adquirir uno de terceros. Para ello, lo mejor será buscar dentro de los que aceptan la velocidad que hemos contratado. Y después ver los que más se adaptan a nuestras necesidades, viendo todas las funcionalidades que incorporan. En el mercado hay muchos modelos diferentes, y de muchas marcas, por lo cual sería normal que sea una decisión que llevará un tiempo.
A partir del router, tendremos que analizar nuestra casa, y ver dónde ubicarlo. Pero también será necesario analizar cómo se va a distribuir, tanto inalámbrica como cableada. Esto puede ser una tarea un tanto complicada, pero por lo general la red Wi-Fi suele ser necesaria en los lugares más habituales de la casa. Y la red cableada para aquellas actividades que requieran esa estabilidad añadida. Como televisiones, ordenadores de trabajo, entre otros. Todo esto será potenciado con dispositivos que harán que esta tarea sea más sencilla. Lo que, sí es totalmente recomendable, es adquirir dispositivos que sean de buena calidad. De lo contrario, aparte de no darnos el rendimiento prometido, pueden ser peligrosos.
Configuración desde cero de una red doméstica
No debes dudarlo, configurar tu red doméstica desde cero de forma correcta desde el principio es bueno para nosotros. Esto es especialmente útil cuando se cambia de router o de proveedor de Internet o ISP. Hay que tener en cuenta que en primer lugar va a ser beneficioso para nuestra seguridad. Por otra parte, arreglar las cosas después puede ser más complicado o llevarnos más tiempo.
En ese aspecto, conviene aprender a configurar el direccionamiento IP adecuado, a proteger nuestra red de intrusos, a crear cuentas para todos los que tienen acceso y a configurar el uso compartido de archivos y carpetas.
Si realizamos todas estas tareas tendremos una red segura que nos permita un mejor manejo de nuestra red y también un control más eficiente sobre el acceso desde el exterior a dispositivos y datos en la red. También puede permitir a los padres, la capacidad de decidir a qué contenidos acceden su hijos. Por ejemplo, muchos routers actuales permiten restringir el acceso a una URL con contenidos no aptos para menores, limitar por horarios el uso de Internet de ciertos dispositivos y mucho más.
Ubicación del router
Quizás el punto más importante es saber o buscar la ubicación más adecuada para nuestro router. Su ubicación determinará el tipo de red que vamos a utilizar, si será inalámbrica, cableada o mixta y será el centro de conexión de todos nuestros dispositivos.
Antes de la instalación, deberás buscar un punto de fácil acceso para tu router. Pero también deberás hacerlo en un lugar céntrico, para que la señal WiFi llegue con la misma potencia a todos los puntos de la casa. Piensa que, si instalas el router en una zona alejada del resto de habitaciones, con mucha probabilidad, necesitarás amplificadores o algún sistema que mejore la señal WiFi en algunos puntos de tu domicilio. Ubicar el router en un punto estratégico puede ahorrarte problemas en el futuro y un mayor desembolso si necesitas comprar más equipos para aumentar la cobertura WiFi.
En caso de que quieras instalar una red cableada, es aconsejable situar el router cerca de alguna toma de red o de algún punto donde puedas instalar los cables de red. Prevenir este tipo de instalaciones te ayudarán a tener una instalación de red mucho más limpia y eficiente para un funcionamiento óptimo de todos tus dispositivos.
Para los dispositivos que se conectarán mediante WiFi, evita colocar el router en lugares donde hay muchos dispositivos electrónicos que puedan provocar interferencias en la señal inalámbrica. Además, es desaconsejable esconder el router o colocarlo debajo del mobiliario para que no se vea. Este tipo de acciones provocan barreras en la señal WiFi y hará que no llegue con suficiente potencia a los dispositivos que lo necesitan. Colócalo en un punto visible, accesible y libre de obstáculos para acceder a él cuando lo necesites y evitar un funcionamiento limitado en la conexión de red de tu hogar.
Además, ten en cuenta también las condiciones de temperatura del mismo. Conozco gente que lo tiene pegado a un radiador, o incluso en una ventana a la cual, en verano, le da el Sol todo el día. Esto puede hacer que nuestro router se sobrecaliente, perdiendo rendimiento e incluso estropeándose. Al igual que el resto de equipos, necesita una buena refrigeración, es decir, situarlo en un lugar fresco y seco que cumpla también las condiciones anteriores.
Puesta en marcha del router
Aquí conviene empezar por leer las instrucciones de nuestro nuevo router. Luego, cuando tengamos claro dónde están los puertos Ethernet, el resto de las conexiones y botones, ya estamos listos para comenzar. Nuestra primera tarea va a ser localizar la fuente de alimentación del router, introducirla en el conector de alimentación y después enchufarlo.
A continuación, esperamos aproximadamente un par de minutos, hasta que veamos que se inicia de forma correcta. Seguidamente llega el momento de añadirle el cableado que necesitamos para acceder a Internet. Habitualmente en los routers este cableado se inserta en la parte trasera.
Dependiendo de que el router sea de fibra óptica o ADSL los pasos van a variar. En el caso de ser una sustitución de router una buena idea antes de empezar a hacer nada es anotar cómo están colocados los cables o hacer una fotografía. Seguidamente procederemos a la colocación del cableado de la siguiente forma:
- Si se trata de una conexión de fibra óptica con ONT conectamos el cable de red en el puerto del que está etiquetado como «Internet» o «WAN». Luego ese cable se inserta en el puerto Ethernet correspondiente de la ONT.
- En el caso de un router de fibra con ONT integrado, conectamos el latiguillo de fibra a nuestra roseta de fibra óptica. Un ejemplo son los HGU de Movistar.
- Si se trata de un router ADSL, conectamos un cable RJ-11 en el puerto DSL del router y luego lo insertamos en la roseta telefónica. En el caso de que necesitemos añadir un teléfono hay que añadirle los microfiltros correspondientes.
- Terminamos añadiendo un cable de red Ethernet a nuestro portátil u ordenador para configurarlo. También se podría hacer por Wi-Fi pero tendrías que meterle tu red Wi-Fi predeterminada. El inconveniente que tiene hacerlo por Wi-Fi es que luego cuando cambies los parámetros por seguridad, vas a tener que cambiar la conexión.
Accede a la configuración web de tu router
Normalmente, la mayoría de routers tienen una dirección IP o puerta de enlace predeterminada que es 192.168.1.1. Luego para acceder a él tienen un usuario que se suele llamar «admin» y una contraseña que habitualmente es «admin» o «1234». En algunos casos estos parámetros cambian, pero lo que es común en muchos es que debajo del router tienen una pegatina con todos los datos de acceso.
Una cosa que nos puede dar problemas al configurar tu red doméstica desde cero es tener el TCP/IP de Windows en manual. Esto último es ideal para establecer una IP fija local para usar programas P2P o crear un servidor de algún tipo. Como el router viene de fábrica con el DHCP habilitado y puede asignar las IP locales, lo mejor será poner el TCP/IP de Windows en automático.
Para ello en Windows 10 o Windows 11 seguiremos estos pasos:
- Vamos a Menú de inicio.
- Escribimos Ver conexiones de red y pulsamos enter.
- Seleccionamos nuestra conexión Ethernet o Wi-Fi (si es el caso) y con el botón derecho pulsamos en Propiedades.
- Hacemos doble clic en Protocolo de Internet versión 4.
Luego configuraremos así para dejarlo en automático:
Una vez hecho esto, para acceder por web a la configuración del router, escribimos la IP del router en la barra de direcciones de nuestro navegador y pulsamos enter. Entonces nos aparecerá una pantalla de bienvenida de este estilo:
En este caso lo único que tenemos que hacer es poner la contraseña y pulsar sobre el botón Iniciar sesión.
Configura la seguridad de tu router
Una buena idea para empezar es cambiar la contraseña del router. Algunos la primera vez que accedes a ellos te obligan a cambiarla.
No obstante, muchos routers como los de proveedores de Internet (ISP) o algunos fabricantes no lo hacen. La configuración de la contraseña en bastantes ocasiones se encuentra en un apartado de la interfaz llamado habitualmente «Sistema» o «Administración».
Otra buena idea sería modificar el SSID o nombre de nuestra red Wi-Fi . El SSID es el nombre que se utiliza para identificar nuestra red inalámbrica. En este caso es mejor utilizar un nombre único que tus vecinos no estén usando para evitar confusiones. Por otra parte, necesitamos que nuestra conexión Wi-Fi sea segura. En ese aspecto tenemos que fijarnos en el cifrado y la contraseña. En cuanto al cifrado debemos revisar que al menos sea WPA2, pero si admite WPA3 mucho mejor. Luego tenemos que establecer una contraseña que contenga mínimo 12 caracteres en los que estén incluidos mayúsculas, minúsculas, números y símbolos especiales como la @.
Si quieres verificar la seguridad de la contraseña que estás pensando, puedes acceder a esta web, escribirla, y te dirá el tiempo que tardaría un hacker con un simple diccionario de claves en averiguarla. Si pone segundos o minutos, es mejor que la cambies. Si consigues que te muestre años o siglos, esa será la correcta.
El WPS es una buena alternativa para mediante un PIN no tener que escribir una contraseña compleja en nuestros dispositivos. El problema es que muchas vulnerabilidades vienen por tenerlo activado. Por lo tanto, en RedesZone recomendamos desactivar el WPS de nuestro router.
También una buena idea es crear una red Wi-Fi para invitados, así los usuarios de este acceso tendrán únicamente acceso a Internet y se conectarán de una manera aislada. En ese aspecto no verán nuestros equipos ni recursos compartidos en red.
En cuanto a abrir puertos, no conviene abrirlos salvo que pienses crear un servidor o utilizar un programa P2P. Por otra parte, si se hace hay que intentar que si se abre por rangos sean los más pequeños posibles. También convendría poner los servidores DNS, que son los que se utilizan cuando está el DHCP en automático. Un buen ejemplo son los de Google que son el 8.8.8.8 y el 8.8.4.4.
Accede a través de tu operador
Si el router ha sido instalado por tu compañía, y quieres realizar cambios en él, podrás hacerlo a través de la web de tu operador, la mayoría de ellas, desde el panel de usuario, dejan configurar muchos de los parámetros del mismo, desde el nombre y contraseña de la red, hasta el filtrado MAC, apertura de puertos, cambio de canal, etc. Esta es una buena forma de realizar el proceso sin necesidad de saber la IP o datos de acceso del router. Además, puedes hacerlo desde tu casa, o incluso a miles de kilómetros, puesto que no será necesario estar en la misma red, ya que accederemos a través del operador y su web.
Configurar red local doméstica en Windows
Los sistemas operativos de Microsoft nos ofrecen la oportunidad de configurar tu red para que luego puedas compartir archivos. Vamos a poner un ejemplo utilizando Windows 10. Una de las cosas que vamos a necesitar es crear usuarios. Esto se puede hacer de forma local o con cuenta de Microsoft. La manera más sencilla es hacerlo de forma local.
Vamos a «Menú de inicio, Panel de control, Cuentas de usuario«, y hacemos clic en otro acceso que se llama «Cuentas de usuario» y terminamos pulsando en «Administrar otra cuenta«.
Luego seguiremos estos pasos:
- Agregar un nuevo usuario en configuración.
- Agregar otra persona a este equipo.
- No tengo los datos de inicio de sesión de esta persona.
- Agregar un usuario sin cuenta Microsoft ya que vamos a crear una cuenta local.
A continuación, elegimos un nombre de usuario, le voy a poner REDESZONE y luego le añadiré una contraseña. Al terminar veremos todos los usuarios junto al que acabamos de crear. Seguidamente si hacemos doble clic en REDESZONE o el nombre que le hayáis elegido y os mostrará nuevas opciones.
Aquí lo que vamos a hacer pulsar es Cambiar el tipo de Cuenta. Esto nos va a permitir elegir entre un usuario estándar con menos permisos o uno con todos que sería la cuenta de administrador. Si vamos a utilizarlo solo nosotros o se trata de una persona de total confianza, podemos elegir la cuenta de administrador.
Configura la red para compartir archivos
Nuestro siguiente paso es ir a Menú de inicio, Configuración, Red e Internet. Después tenemos que ir a la sección Ethernet si estamos conectados por cable de red o al Wi-Fi si lo estamos inalámbricamente. Ya dentro de Ethernet y haríamos clic sobre el icono de mi conexión actual que es Red 3.
En este caso hay que seleccionar perfil de red Privada que es el que se utiliza para las redes domésticas, del trabajo u otro sitio de confianza. A continuación, volvemos otra vez a Red e Internet, escogemos el apartado Estado, y dentro de configuración avanzada pulsamos en Centro de redes y recursos compartidos. Luego hacemos clic en Cambiar configuración de uso compartido avanzado.
Entonces, procedemos a configurar tu red de la siguiente forma:
Seguidamente pulsamos en Todas las redes para desplegar más opciones y configuramos así:
La configuración de Transmisión por secuencias multimedia es opcional configurarla.
Configurar tu red para añadir equipos
Para que los equipos puedan funcionar en red, tienen que tener un nombre y pertenecer al mismo grupo de trabajo. Para ello, seguiremos estos pasos Menú de inicio, Panel de control, Sistema y seguridad, Sistema y entonces haremos clic en Configuración avanzada del sistema.
Después iremos a la pestaña Nombre del equipo, donde añadiremos una Descripción del equipo, hacemos clic en Aplicar y pulsamos en el botón Cambiar.
Luego veremos una pantalla como esta:
Aquí lo que tenemos que hacer es escribir un Nombre de equipo, un Grupo de trabajo y pulsar Aceptar. Recordad que todos los ordenadores deben pertenecer al mismo grupo de trabajo. Una vez hecho, toca reiniciar ese equipo para que los cambios surtan efecto.
Configurar una red local en Windows 7
Cuando queremos compartir archivos y carpetas en la red local doméstica, ya sea a través de cable de red Ethernet o por WiFi, lo más sencillo es configurar una red de área local para compartir archivos y carpetas vía Samba con el sistema operativo Windows 7. Hoy en RedesZone os vamos a enseñar todo lo que tenéis que hacer para configurar correctamente una red local en Windows 7, para compartir archivos y carpetas con cualquier ordenador que tengamos en la red local, además, podremos crear diferentes usuarios para que se accedan a diferentes recursos, todo ello muy configurable y sin necesidad de configurar programas externos.
Lo primero que tenemos que hacer es irnos a la sección de «Inicio / Panel de control«, ya que, antes de configurar correctamente la red de área local, tendremos que asegurarnos de que ciertas configuraciones las tenemos realizadas, de lo contrario, no funcionará la opción de compartir archivos y carpetas.
Configurar usuarios para el acceso
Lo primero que vamos a hacer es configurar uno o varios usuarios con sus contraseñas para que accedan desde otros ordenadores a nuestro equipo, podremos crear todas las cuentas de usuario que nosotros queramos, ya sea con permisos de usuario estándar o con permisos de administrador. Es recomendable que, si vas a compartir estas credenciales con otros usuarios, lo tengamos configurado como usuario estándar y no como administrador.
Nos vamos a «Inicio / Panel de Control», en esta sección deberemos pinchar en «Cuentas de usuario»:
Una vez que estemos en cuentas de usuario, nos saldrá nuestra propia cuenta de usuario de administrador. Si queremos crear otras, deberemos pinchar en «Administrar otra cuenta», para poder crear unos nuevos credenciales.
Al pinchar en «Administrar otra cuenta» nos saldrán todos los usuarios que tengamos actualmente configurados en el sistema operativo, pinchamos en «Crear una nueva cuenta» para crearla con el nombre y la contraseña que nosotros queramos.
Es muy importante que definamos correctamente los permisos del nuevo usuario, es recomendable que uses «Usuario estándar» si solamente vas a compartir archivos y carpetas, y «Administrador» si va a hacer tareas de administración en el sistema operativo. Una vez decidido, pinchamos en «Crear cuenta»
Una vez creada la cuenta, tendremos que crear una contraseña, pinchando en «Creaer una contraseña»
La contraseña debería ser segura y compleja, es decir, que tenga letras mayúsculas, minúsculas, símbolos y también números, además, cuanto más larga sea mejor, mayor seguridad tendremos.
Una vez introducida pinchamos en «Crear contraseña»
Ahora que ya tenemos creada la contraseña, vamos a comprobar la configuración de la red a nivel de IP, máscara, puerta de enlace predeterminada y DNS.
Configuración del firewall de Windows Defender
Si volvemos al panel de control, tendremos que pinchar en «Centro de redes y recursos compartidos», para comprobar que tenemos configurado el firewall de Windows Defender correctamente, es muy importante este aspecto porque podría estar bloqueando todo el tráfico, y por tanto, no podrán conectarse a nosotros.
Tal y como podéis ver, la red «Network 2» está actualmente configurada como «Red doméstica», y así debería estar si queremos compartir archivos y carpetas. Si configuramos esto como «Red pública» no podrán conectarse a nosotros porque el firewall bloqueará todas las comunicaciones.
Si no la tenemos seleccionada, elegiremos «Red doméstica».
En este apartado, hablamos de una red doméstica o red para el hogar, que es un tipo de red LAN que nos va a facilitar y permitir la comunicación e interoperabilidad entre todos los dispositivos que estén presentes en dicha red.
No solo tenemos la posibilidad de agregar ordenadores a esta red, pues también podríamos asignar una impresora de red de forma que desde cualquier dispositivo se puedan enviar documentos a esta cola de impresión. Entre otros, podremos instalar por ejemplo, un gateway, el cual nos permitiría intercomunicar los dispositivos de esta red con los de otra LAN, o incluso agregar equipos que necesiten se comuniquen a través de otros estándares como una red WiFi.
Otra función interesante que podemos usar con esta red sería la de dar uso al Escritorio Remoto que Windows trae incorporado, de esta forma, podremos manejar cualquier equipo con esta opción habilitada de nuestra red. Tan solo tendríamos que acceder a la aplicación Escritorio Remoto, escribir el nombre del equipo al que nos queremos conectar, escribir la contraseña de administrador y ya podríamos usar el equipo de forma remota. Para este último caso, es importante conocer el nombre concreto del equipo al que nos queremos conectar
Una vez que hemos configurado el firewall, vamos a comprobar el direccionamiento IP.
Configuración de la red (IP, máscara y puerta de enlace)
Para comprobar el direccionamiento IP pinchamos en «Conexiones: Local Area Connection 2» tal y como podéis ver. Ahora nos saldrá la información de conectividad de IPv4, IPv6, estado del medio habilitado, duración, velocidad de sincronización y la actividad.
Si pinchamos en «Propiedades» nos saldrá las propiedades de la tarjeta de red cableada o inalámbrica, ahora pinchamos en «Protocolo de Internet version 4 (TCP/IPv4)» y pinchamos nuevamente en «Propiedades».
En esta sección es donde podremos poner una dirección IP fija dentro de la red local doméstica, es recomendable que la dirección IP que pongas esté fuera del rango del servidor DHCP.
Por ejemplo, si nuestra red local está en la red 192.168.1.0/24, podremos poner la primera dirección IP que no sea la del router, la 192.168.1.2/24 con la puerta de enlace predeterminada 192.168.1.1.
Si pinchamos en «Detalles» podremos ver la dirección IP actual que estamos teniendo en la red.
Una vez que ya tenemos el direccionamiento IP bien configurado dentro del rango de la misma subred en todos los equipos, vamos a configurar el grupo hogar.
Configuración del Grupo Hogar
Si nos vamos a la sección de «Grupo Hogar» podremos ver que este equipo pertenece al grupo hogar y todo lo que podremos compartir, podremos ver o imprimir la clave del grupo hogar, cambiar la clave o abandonar el grupo hogar. Esto sirve solamente para sistemas operativos Windows 7 e inferiores, por lo que no es muy importante configurarlo si tienes las últimas versiones con Windows 10.
Una vez que seleccionemos todo lo que queremos compartir, pinchamos en «Guardar cambios».
La parte más importante es la sección de «Cambiar configuración de uso compartido avanzado…«. En esta sección tendremos que configurar lo siguiente:
- Activar la detección de redes
- Activar el uso compartido de archivos e impresoras
- Activar el uso compartido para que todos los usuarios con acceso a la red puedan leer y escribir en la carpeta pública. Esto podríamos desactivarlo si solamente vamos a compartir ciertas carpetas, esto depende de lo que necesites.
- Usar cifrado de 128 bits para ayudar a proteger las conexiones de uso compartido de archivos (recomendado).
Por último, también debemos configurar lo siguiente:
- Activar el uso compartido con protección por contraseña
- Permitir que Windows administre las conexiones del grupo en el hogar.
Una vez que hayamos configurado todo, pinchamos en «Guardar cambios». Ahora que ya tenemos configurado todo, procedemos a conectarnos desde otro PC.
Conexión al servidor samba del sistema Windows 7
Desde otro ordenador, e incluso también desde otro ordenador con sistema operativo diferente como Windows 10, podremos localizar en la red local al PC que acabamos de configurar. No obstante, para conectarnos directamente sin tener que esperar hasta que nos salga en la sección de «Red», podemos pinchar en «Inicio / Ejecutar» y poner el siguiente comando:
- 192.168.x.x (la dirección IP que tenga
Una vez que pinchemos en aceptar, nos saldrá un menú desplegable para introducir el nombre de usuario y la contraseña que hemos creado anteriormente, o las credenciales del usuario que nosotros queramos.
Este paso de introducir las credenciales nos lo podemos «saltar» si en los dos ordenadores tenemos el mismo nombre de usuario y la misma contraseña, esto es ideal para no tener que estar introduciendo las credenciales nuevas. Una vez que estemos dentro, podremos ver lo siguiente:
Podremos tener acceso a todos los usuarios del sistema operativo, e incluso a la carpeta de acceso público, tal y como hemos definido anteriormente.
En el usuario de administrador también podremos entrar, siempre que se tenga permisos para acceder.
Y podremos copiar archivos y carpetas fácilmente con tan solo hacer copy y paste o arrastrar y soltar.
En el caso de que quieras compartir una carpeta con opciones más avanzadas, filtrando por usuario y permisos, tendremos que crear una carpeta nueva y pinchar en «Propiedades». En la sección de «Compartir» es donde tendremos todas las opciones disponibles.
Podremos introducir el nombre del usuario con los diferentes permisos que tenemos disponibles, esto es realmente configurable y nos permitirá tener una gran granuralidad. Estos permisos nos dan gran control sobre las acciones del usuario en cuestión, pues puede tener un acceso con control total, donde pueda agregar, modificar o borrar lo que quiera, o bien tener permisos más limitados, como solo lectura para que solo pueda ver el contenido, o escritura, para poder escribir en la unidad.
Otras opciones son las de establecer un límite de usuario simultáneos, por defecto es 20.
También podremos cambiar los permisos del grupo «everyone» e incluso agregar o quitar permisos. En el caso de los grupos, nos permite asignar los mismos permisos de los que se dispone como usuario individual, pero con la opción de que al estar asignados a un grupo, bastaría con asignar al usuario el grupo en cuestión y los permisos quedarían aplicados a ese usuario, y todos los que pongamos en el grupo.
Esto se puede extrapolar a una unidad de red, pues podemos asignar permisos por defecto a las unidades, que los usuario heredarán una vez su usuaria sea asignado a la misma.
Tal y como habéis visto, compartir archivos y carpetas en sistemas operativos Windows 7 es realmente fácil, pero esto es solo una pequeña parte de todo lo que una red LAN nos permite y tendremos muchas opciones de configuración avanzadas para ello.
Configurar una red local en Windows 8.1
Antes de comenzar debemos tener en cuenta que los equipos deben estar en una misma red y con direcciones IP diferentes, esto es un aspecto fundamental, porque no puede haber dos equipos con una misma dirección IP privada en el mismo segmento de red. En nuestro caso, hemos configurado el PC1 con la dirección IP 192.168.2.2/24 y el PC2 lo hemos configurado con la IP 192.168.2.3/24.
Configurar los nombres de los equipos y los datos de la red
Lo primero que debemos hacer es configurar nuestros dos o más equipos para que pertenezcan al mismo grupo de trabajo con nombres diferentes. Para ello lo primero que haremos será pulsar sobre «Mi Equipo» con el botón derecho y elegir la opción «Propiedades» para abrir una ventana nueva con los ajustes del equipo.
En esta ventana veremos un apartado llamado «Configuración de nombre, dominio y grupo de trabajo del equipo». Pulsaremos sobre el botón «Cambiar configuración» de manera que nos abra una ventana nueva donde poder configurar estos apartados.
Debemos asegurarnos de que cada equipo tiene un nombre diferente (PC-1, PC-2, etc en nuestro caso) pero que todos pertenecen al mismo grupo de trabajo (REDESZONE en este ejemplo, aunque podemos poner cualquiera). La descripción es opcional, pero nos puede ayudar a identificar mejor el equipo.
Una vez cambiemos los datos guardamos los cambios y reiniciamos el equipo para que todo se aplique correctamente y comencemos a trabajar ya con la nueva configuración sin problemas.
Configurar el Grupo Hogar
Una vez que los equipos están listos vamos a configurar el Grupo Hogar. Para ello abrimos el panel de control y accederemos a:
- Panel de control > Redes e Internet > Grupo Hogar
Al pulsar sobre «Grupo Hogar» veremos una nueva ventana donde comenzaremos con la creación de este grupo. Para que no ocurran errores en la creación del grupo de trabajo debemos haber configurado previamente la conexión a Internet como «Privada» o «De trabajo», de lo contrario, no podremos crear este grupo de trabajo. De ser así, el propio solucionador de problemas de Windows nos ofrecerá la solución.
Una vez configurada la red como privada ya podremos seguir con el asistente de creación del grupo hogar de Windows. Pulsaremos sobre el botón «Crear un grupo en el hogar».
Y nos aparecerá un asistente. Pulsamos sobre siguiente y elegiremos los elementos que queremos compartir.
Windows configurará automáticamente los permisos de los archivos y carpetas para la creación del grupo hogar y nos mostrará una contraseña. Debemos utilizar esta contraseña en el otro equipo para conectarnos al grupo hogar ya creado. Aunque es una contraseña extraña podemos cambiarla más adelante por una más sencilla.
Pulsamos sobre finalizar y ya tendremos el grupo hogar creado y configurado en la red.
El siguiente paso será pulsar sobre la entrada «Cambiar contraseña» para introducir una que sea más sencilla de recordar.
El grupo hogar está listo. En el segundo ordenador y en todos los ordenadores adicionales debemos acceder al apartado del grupo hogar y podremos ver cómo uno de los ordenadores de la red ya lo ha creado y nos da la oportunidad de unirnos a él.
Eso sí, con la contraseña correspondiente.
Con esto ya tendremos los ordenadores conectados entre sí a través de nuestra red local compartiendo material entre ellos.
Funcionamiento del Grupo Hogar
Una vez finalizada la configuración los sistemas están ya conectados entre sí y podremos acceder libremente a todos los archivos compartidos de uno a otro. Para ello abriremos una ventana del explorador de Windows (Mi equipo, por ejemplo) y accederemos al apartado de Red desde las entradas de la parte izquierda.
Aquí podemos ver todos los contenidos compartidos de los ordenadores clasificados por equipos. Haciendo doble click sobre uno de ellos abriremos las carpetas de ese equipo para movernos libremente por su disco duro accediendo únicamente a los archivos que hayamos permitido compartir.
Igualmente, si accedemos al apartado de «Grupo Hogar» veremos todos los contenidos ordenados en carpetas y por equipos.
Debemos recordar que para poder transferir datos a través de la red local a una buena velocidad, es fundamental que conectemos los diferentes equipos a través de cable de red Ethernet, con el objetivo de conseguir velocidades de 1Gbps o superiores, porque hoy en día disponemos de las redes Multigigabit que nos permitirán llegar a velocidades de 2.5Gbps, 5Gbps e incluso 10Gbps. Lógicamente, el cuello de botella de estas redes ultrarrápidas suelen estar en los discos duros de nuestro ordenador, para aprovechar al máximo la velocidad de las redes Multigigabit es totalmente necesario disponer de discos SSD, ya sea SSD SATA3 o SSD NVme, porque de lo contrario no conseguiremos la máxima velocidad que os hemos indicado.
En el caso de utilizar WiFi, es recomendable que hagas uso de redes WiFi 6 para conseguir la máxima velocidad. En RedesZone hemos conseguido una velocidad de hasta 1.2Gbps reales vía WiFi haciendo uso de la red inalámbrica con el último estándar y la tarjeta Intel AX200 que hoy en día la tienen la mayoría de ordenadores portátiles.
Otra opción para compartir archivos en la red local doméstica, ya sea vía cable o WiFi, es hacer uso de servidores FTP, uno de los mejores programas para Windows 8 que nos permiten crear y configurar en detalle un servidor FTP es FileZilla FTP Server. Podremos transferir datos a gran velocidad gracias a este protocolo, sin necesidad de tener que crear un grupo de hogar ni una red local para compartir archivos en Windows. Solamente tendremos que configurar el servidor FTP, y en el cliente tendremos que poner la IP, puerto y las credenciales de autenticación nada más.
Tal y como podéis ver, cuando queremos configurar una red doméstica desde cero, debemos tener en cuenta varios aspectos muy importantes relacionados con la seguridad y funcionalidad. Siguiendo estos consejos y pasos, podéis disfrutar de tu red local de forma segura.
Crea una red de invitados
Por último, como recomendación, la mayoría de routers nos permiten generar una red de invitados, algo fundamental si tenemos configurada nuestra red local de forma personal.
Esta red nos generará muchos beneficios y evitará problemas cuando un usuario venga a nuestra casa y nos pida acceso a la red, pues no entraría directamente en la que hemos configurado, sino en una externa que no le otorgaría los mismos permisos, generándonos así un menor problema de seguridad, pese a que confiemos en esa persona.
Esto también se utiliza mucho para la conexión de gadgets de domótica, por ejemplo, pues suelen ser más inseguros y no necesitaremos que estén en la misma red que usamos habitualmente, ya que solo requerirán de una conexión simple.
Por otro lado, aunque esto no forma parte de temas de seguridad, también nos permite limitar el ancho de banda de la misma, consiguiendo así que el resto de equipos conectados a la red principal no sufra de problemas de conexión, si varias personas, por ejemplo, se ponen a utilizar un gran ancho de banda, pese a ser la red de invitados.
Esta segunda conexión no tiene por qué estar siempre activa, y podremos habilitarla únicamente cuando lo deseemos, con una clave fácil para que el usuario pueda recordar y acceder, ya que una vez que esa persona se vaya, la deshabilitaremos, por lo que no nos importa mucho que sea un poco insegura, aunque no sea lo más recomendable.
En resumen, crear una segunda red evitará que personas no autorizadas tengan acceso a nuestros archivos compartidos, equipos conectados en red, y demás posibles problemas de seguridad, pudiendo, además, no tener que ofrecerles la contraseña real de nuestro WiFi principal, y evitando problemas de ancho de banda.