La brecha digital no solo se refleja en las velocidades, sino que podemos encontrarla en el precio de los productos de banda ancha fija. A pesar de la diferencia entre tecnologías, lo que implica una diferencia de rendimiento, una conexión ADSL posee el mismo precio o incluso superior que una que utiliza FTTH o HFC como tecnologías.
Para encontrar esta situación solo tenemos que fijarnos en los tres principales operadoras y podremos observar como el precio de las ofertas de las tarifas de banda ancha fija o aquellas en las que este producto forma parte de ofertas convergente es el mismo independientemente de la tecnología empleada.
Teniendo en cuenta que en la actualidad en la mayoría de operadores conviven tres tipos de tecnología (ADSL2+, VDSL y FTTH o HFC) encontramos bastante lógico que en función del orden utilizado con anterioridad se establezca un precio creciente, ya que a medida que avanzamos el rendimiento ofrecido es mayor.
Sin embargo esto no es así y da absolutamente igual de la tecnología que hablemos, ya que el precio será el mismo o incluso superior para aquellos usuarios que posean una modalidad de cobre. Para dar veracidad a estos que estamos diciendo, solo tenemos que fijarnos en los productos Fusion+ de la operadora Movistar, concretamente en la modalidad de 30 Mbps. El precio base es de 65 euros tanto para los clientes de ADSL2+/VDSL y fibra óptica, y hay que tener en cuenta que en el caso de las modalidades de cobre la velocidad máxima será de 20 Mbps, a lo que hay que restar el caudal consumido por el servicio IPTV.
Precios que no se ajustan a la calidad del servicio en una conexión xDSL
El resultado de estas políticas de asignación de precios es que los usuarios en zonas donde no llega la fibra óptica están pagando demasiado por un servicio que no posee calidad y que además se equipara con el de otros usuarios que poseen el mismo producto pero haciendo uso de FTTH o HFC, por lo que la calidad es mejor.
Las velocidades disponibles aumentan pero los precios no sufren ninguna rebaja
Además de las punteras (300 Mbps o más de descarga), durante los últimos meses han aparecido velocidades intermedias, como por ejemplo 100, 30 o 10 Mbps, ajustándose a las necesidades de los usuarios. Sin embargo, la diferencia entre estas es escasa, lo que de nuevo pone en evidencia la mala asignación de precios existente en la actualidad y heredada año tras año.
Si en el caso de una conexión de última generación los precios no son acorde al producto ofrecido, es de esperar que entre productos que hacen uso de diferentes tecnologías suceda algo similar.
¿Debería existir mayor diferencia de precios entre las conexiones de cobre y fibra óptica y que esta fuese acorde a la calidad del servicio? ¿Qué prefieres: mayor velocidad o precios acordes con el servicio final del que disfruta el cliente?
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