Una alternativa a la calefacción convencional es el suelo radiante eléctrico. Una opción que cuenta con un consumo muy reducido y mantiene nuestro hogar a una temperatura agradable. Por eso no es de extrañar que cada vez más hogares en España opten por instalar este tipo de calefacción. Si aún no la conoces, te contamos las ventajas del suelo radiante, y cómo ahorrarás si instalas este tipo de suelo en casa.
Ahorro a largo plazo
A la hora de valorar los pros y contras de instalar el suelo radiante eléctrico tenemos que tener en cuenta que la instalación va a ser más elevada que otro sistema de calefacción. Sin embargo, a la larga puede llegar a suponer un ahorro de hasta el 20% si lo comparamos con el resto de calefacciones del mercado. Por su tipo de funcionamiento, no necesita alcanzar temperaturas elevadas para calentar la casa. Es capaz de proporcionarnos el calor que necesitamos y mantenerlo durante más tiempo. Esto se traduce en un menor consumo y, por lo tanto, en una factura de luz más reducida.
Una de las principales ventajas del suelo radiante eléctrico es que distribuye el calor de forma uniforme, de abajo hacia arriba. Alcanza una temperatura que ronda los 25 y los 29ºC. Además, al tener este mecanismo de mallas calefactoras que emiten el calor, no produce corrientes de aire. Esto evita que el polvo se mueva y reduce la sensación de sequedad.
El confort es lo que buscamos cuando encendemos la calefacción, y parece precisamente que sea esta la única finalidad de este tipo de calefacción. Al producir el calor de abajo a arriba, la temperatura más elevada se queda en las zonas inferiores, llegando a una temperatura más baja a la zona de la cabeza. Algo a tener en cuenta, ya que el calor directo en la cabeza no es bueno. También es importante usar correctamente la calefacción por la noche, de cara a ahorrar sin perder confort.
Si bien estamos hablando de una instalación en la que tenemos que levantar el suelo y se tienen que dar unas condiciones concretas, al final ganaremos en comodidad. Al no ocupar espacio (todo queda debajo del suelo) disponemos de mayor espacio en la casa para disfrutar. Esto también nos ahorra tiempo de limpieza de los aparatos y nos brinda una opción más estética.
Inversión inicial elevada
Si es todo positivo, ¿por qué no lo tienen todas las casas? Además de tener en cuenta la obra de instalación, no todas las viviendas están preparadas para este tipo de calefacción. Es necesario que nuestra casa cuente con inercia térmica. Es decir, nuestro suelo tiene que tener la capacidad de conservar la energía térmica para ir liberándola progresivamente. Esto no sucede, por ejemplo, con los suelos de parquet. Por lo que su instalación conlleva tener suelo de mármol o baldosa porcelánica.
Estas condiciones y su elevada inversión a la hora de instalar todo el cableado eléctrico (puede suponer unos 100€ el metro cuadrado) son los factores que nos echarían para atrás. Sin embargo, los expertos coinciden en que sería una inversión que recuperaríamos a corto plazo dada la eficiencia energética de este sistema de calefacción.