La verdad es que Google debe saber más cosas sobre mí que mis padres, que mi pareja, que mis mejores amigos. Seguramente sepa más cosas sobre mí que yo mismo, y no es de extrañar. Ya son un par de décadas buscando cada día cosas para mi trabajo y para mi ocio, cosas que recordaba vagamente y que Google me ayuda a encontrar, y sobre todo, las búsquedas cuando te encuentras mal o te duele algo. En realidad, Google debe tener datos míos como para sacar un clon, si pudieran hacerlo.
El caso es que hay un montón de cosas que contamos a Google y a nadie más. En la soledad de nuestro despacho o estudio, hemos hecho consultas en privado que no hacemos con las persobas que nos rodean. Te ves una mancha rara, y antes de comentarlo con nadie, haces una búsqueda en Internet. Cuando has visto que seguramente vayas a morir en pocas horas, ya te pones a buscar información fiable y de primera mano. Pero hasta entonces, conviene reflexionar sobre los secretos que no les contamos a los amigos, pero sí a Google.
¿Por qué compartimos nuestros secretos con Google?
Piénsalo un momento: cuando tenemos una duda incómoda, una preocupación de salud o una simple curiosidad que nos da vergüenza preguntar, ahí está Google. A diferencia de un amigo, Google no juzga ni cuestiona nuestras preguntas, y mucho menos revela nuestras inquietudes. La facilidad y anonimato de una búsqueda online hace que la plataforma se convierta en el “diario” al que recurrimos para aclarar desde lo más trivial hasta lo más íntimo.
Según encuestas recientes, muchas personas sienten más comodidad preguntando en internet que hablando con amigos o familiares. Temas que incluyen dudas sobre salud, relaciones, finanzas y hasta ciertos miedos o inseguridades encuentran un «refugio» en Google. La realidad es que todos buscamos ese espacio sin juicios, y la tecnología nos lo ofrece, aunque, como veremos, no siempre con total privacidad.
¿Qué buscan las personas que no cuentan a nadie?
La variedad de consultas es tan amplia como el número de personas que navegan. Algunas de las búsquedas más comunes y que suelen mantenerse en secreto incluyen temas sobre enfermedades, dudas sobre la personalidad de otros o sobre uno mismo, problemas de pareja, e incluso consultas financieras. Muchas veces, la idea de que alguien cercano sepa sobre estas preocupaciones genera incomodidad, mientras que el buscador parece un lugar seguro para expresar cualquier duda.
Además, Google también nos permite hacer preguntas existenciales o triviales sin temer una reacción o que nos tomen por ingenuos. Desde “¿cómo saber si le gustas a alguien?” hasta “¿cuánto mide un famoso?” o “¿cómo mejorar mis habilidades en el trabajo?”, la posibilidad de acceder a respuestas en segundos convierte a Google en nuestro aliado para solucionar dudas grandes y pequeñas.
Consejos para proteger tu privacidad en las búsquedas
Es cierto que el anonimato de Google nos da esa tranquilidad, pero también conviene recordar que nuestra actividad online no es tan privada como creemos. Aquí te comparto algunas recomendaciones que puedes aplicar para que tus búsquedas sean más seguras:
- Navega en modo incógnito: Aunque este modo no evita el rastreo completo, sí impide que tu navegador guarde el historial. Es una buena opción para búsquedas que prefieres mantener en privado.
- Usa buscadores que protejan la privacidad: Motores de búsqueda como DuckDuckGo no guardan tu historial, lo que te ayuda a tener mayor privacidad en las búsquedas sensibles.
- Revisa y elimina tu historial de Google: Puedes acceder a tu cuenta de Google y borrar el historial de búsquedas con frecuencia. Esto ayuda a que los datos no queden almacenados indefinidamente.
- Usa una VPN: Una red privada virtual (VPN) te da una capa adicional de anonimato al ocultar tu IP y ubicación, dificultando el rastreo de tus búsquedas.
- Desactiva el historial de actividad en Google: Es posible evitar que Google guarde tus búsquedas. Solo tienes que entrar en tu cuenta, ir a los ajustes de actividad y desactivar la opción de guardar el historial.
Con estos pequeños cambios, podrás mantener tus secretos un poco más seguros. Aunque Google sea nuestro confidente digital, también debemos ser conscientes de lo que compartimos y cómo cuidamos nuestra privacidad.
Hoy en día, Google es más que una herramienta de búsqueda; es casi una extensión de nuestros pensamientos y, en muchos casos, un lugar seguro para preguntas que no queremos compartir en voz alta. Sin embargo, recordar que nuestras búsquedas quedan registradas puede ayudarnos a ser más cuidadosos. No se trata de vivir con temor, sino de aprender a proteger esos pensamientos que queremos que sigan siendo solo nuestros.