Según ha afirmado el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, se está trabajando en un estudio para tratar de promocionar de alguna manera, los accesos basados en este tipo de velocidades, para lo cual es necesario realizar con anterioridad un despliegue de fibra óptica.
Por lo que también se está trabajando para eliminar todas las barreras que existen en la actualidad y que impiden que los operadores quieran llevar acabo un despligue en mayor profundidad.
Un estudio ( muy optimista, todo hay que decirlo) afirma que para el año 2020, todos los ciudadanos españoles podrán acceder a contratar un velocidad de 30 megas. Unas previsiones que no se ajustan con la realidad que tenemos hoy en día con una gran brecha entre las grandes ciudades (Madrid y Barcelona) y el resto, en el que la mayoría de los usuarios no dispone con garantías de una conexión de más de 10 megas.
Soria afirma que se suprimirán todas las barreras burocráticas que actualmente dificultan el despliegue de los operadores y que impiden llevar acabo un despliegue masivo, ya que resulta muy arriesgado llevar acabo dicha inversión. Cesar Alierta en una comparecencia realizada esta semana, ya indicó que para seguir realizando un crecimiento en el mercado de las telecomunicaciones, sería necesario llevar acabo un cambio de la normativa.
¿Y que ocurre con los alternativos?
Estos se han negado desde un principio a invertir en fibra óptica, ya que no podían acceder a las canalizaciones del ex-monopolio. Representantes de Orange, ya afirmaron con anterioridad, que todo el dinero que la operadora iba a destinar al despliegue en nuestro país de dicha tecnología, se vería frenado y que sólo con un cambio en las normativas, se contemplarían la opción de seguir realizando el despliegue, que actualmente es muy limitado.
Solamente ONO, con el despliegue de su red propia basada en HFC, es el único operador que actualmente puede hacer sombra por velocidad y cobertura a Movistar.
Un cambio que no satisface a Movistar
La operadora española no quiere permitir que todos los operadores tengan la obligación de colaborar y compartir sus canalizaciones de fibra. Desde el ex-monopolio ven este movimiento como un claro perjuicio hacia sus intereses, ya que el grueso del despliegue sería llevado acabo por ellos, y solamente el tramo final sería independiente de cada operador, lo que provocaría un gasto desigual y un claro beneficio para los alternativos.
Los usuarios son los principales perjudicados
A pesar de que Movistar sigue desplegando su red de fibra óptica, pocos son los usuarios que pueden acceder a día de hoya una conexión de 50 o de 100 megas en España, derecho que queda reservado única y exclusivamente para los usuarios de Madrid y Barcelona, y aquellas localidades o ciudades donde exista infraestructura de cableras locales.
Acaba de empezar el año, y tendremos que espera a observar como transcurren los sucesos, pero ante la falta de fibra óptica en las ciudades, tal vez sería bueno que los operadores empezasen a plantearse como alternativa la utilización de tecnologías como VDSL que en países del norte de Europa ofrece velocidades de 100 megas.
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