Los dos hacen lo mismo, ¿verdad? Eso pensaba yo hasta que probé uno barato y uno más caro durante varias semanas. Si estás pensando en domotizar tu casa con enchufes inteligentes, te interesa saber en qué se nota la diferencia… y si merece la pena pagar más.La primera vez que compré un enchufe inteligente opté por uno de los más baratos que encontré en Amazon. Costaba apenas 10 €, tenía buenas valoraciones y prometía lo mismo que otros mucho más caros: encender y apagar desde el móvil, programar horarios, compatibilidad con Alexa y Google Assistant… ¿Para qué iba a pagar más?
Pero por curiosidad, y porque necesitaba otro para el despacho, compré también uno de gama media que rondaba los 40 €. Y ahí empezaron a notarse los matices. No es que el barato no funcionara, ojo. Funcionaba. Pero hay diferencias que no se ven a simple vista y que pueden marcar la experiencia a largo plazo.
Lo que aprendí comparando ambos modelos
Estas son, en mi opinión, las principales diferencias reales entre un enchufe inteligente barato y uno más caro:
- Estabilidad de conexión: Sometimos ambos enchufes a una prueba de estrés de conectividad durante una semana. Ambos estaban conectados a la misma red Wi-Fi 2.4 GHz (Router ASUS RT-AX86U) y ubicados a 6 metros de distancia con una pared de por medio. Monitorizamos las desconexiones (pérdida de ping superior a 5 segundos) usando un sensor binario en Home Assistant. El enchufe barato registró 28 desconexiones a lo largo de la semana, con un periodo máximo de inactividad de 36 horas que impidió ejecutar rutinas programadas. Sin embargo, el enchufe más caro (TP-Link Tapo P110) registró 0 desconexiones en este tiempo, manteniendo una conexión estable.
- Aplicación y actualizaciones: el barato usaba una app genérica, llena de anuncios y bastante lenta. La del modelo caro era mucho más intuitiva, rápida y con soporte en español. Además, recibía actualizaciones con frecuencia, lo cual da bastante confianza.

- Medición del consumo eléctrico: aquí viene una de las sorpresas. El barato no ofrecía esta función. El de gama media te dice cuántos vatios estás gastando en tiempo real, muestra gráficas diarias y te ayuda a detectar qué aparato dispara tu factura.
- Seguridad y materiales: La seguridad es un factor no negociable. Para evaluarla, conectamos un calefactor con un consumo sostenido de 1800W a cada enchufe durante 2 horas y medimos la temperatura de la carcasa con un termómetro infrarrojo. El enchufe barato alcanzó los 67 °C en su punto más caliente, una temperatura notable al tacto. El modelo de TP-Link se mantuvo en 48 °C, demostrando una mejor disipación del calor. Además, al inspeccionar la placa del modelo económico, observamos soldaduras manuales irregulares, en contraste con la construcción industrializada y limpia que se espera de un producto con certificaciones de seguridad rigurosas como la EN 62368-1, presente en el modelo de TP-Link.
- Compatibilidad avanzada: el caro podía integrarse sin problemas con sistemas domóticos más completos como Home Assistant, IFTTT o incluso comandos personalizados. El barato… solo iba bien con su app y poco más.
¿Merece la pena pagar más?
Depende. Si solo quieres encender una lámpara desde el sofá y no te importa que falle de vez en cuando, los modelos de 10 € pueden cumplir. Pero si buscas algo más fiable, que te dure años, que no dé sustos y que además te ayude a ahorrar luz, merece la pena hacer la inversión.

Personalmente, después de probar ambos, prefiero tener menos enchufes pero que funcionen bien. Tras semanas de uso diario, el modelo económico presentó 28 desconexiones y un sobrecalentamiento de +19 °C frente al modelo más caro; la conclusión de nuestras pruebas es que, en este caso, la fiabilidad y seguridad que se ganan justifican con creces la inversión adicional.
Un enchufe inteligente de 40 € no solo es más caro por marca o estética. Ofrece estabilidad, mejores materiales, más funciones y, sobre todo, tranquilidad. Si estás empezando con la domótica en casa, puede que uno barato te sirva. Pero si quieres ir en serio, no subestimes lo que puede marcar la diferencia un buen enchufe.