Hacer un uso adecuado de los radiadores puede llevar a un ahorro considerable de la factura. Seguir una rutina diaria de buenas prácticas es una solución permanente al consumo de nuestra calefacción, que muchas veces nos parece desorbitada pero que se reduciría si tuviéramos en cuenta factores que nos pasan por alto pero que llevan a que no sea del todo eficiente. Sigue estos pasos y sácale el máximo partido a tu radiador.
Un mantenimiento adecuado
Lo primero que tenemos que hacer es asegurarnos, antes de que comience la temporada de invierno, del estado de nuestros radiadores. Esto pasa por hacer un correcto purgado, de esta manera descartaremos la posibilidad de que se encuentre aire en su interior tras haber pasado los meses de primavera y verano parados. Esta acción no es única, se puede repetir si así lo consideramos o si detectamos algún ruido raro. Actualmente existen los denominados como «purgadores automáticos«, y cuestan unos 8 euros cada uno de ellos (hay que poner uno en cada radiador) y nos permitirán evitar tener que purgar el circuito de agua para sacar el aire de su interi
Otro de los aspectos a tener en cuenta es la temperatura a la que ponemos tanto los radiadores como las estufas. Tal y como se indica desde el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), la temperatura correcta para los meses de invierno no debería superar los 21º. También es recomendable saber que por cada grado que subimos la calefacción, estamos incrementando el consumo energético un 7%.
No obstaculizar el radiador o estufa
Para evitar que nuestras estufas o los radiadores trabajen más para alcanzar la temperatura óptima es recomendable no colocarlos en zonas donde algún obstáculo bloquee la salida de calor. Por ejemplo, evitar instalar muebles cerca o cortinas. Tampoco dejar sobre ellos ropa para secar o calentar. Si usas la domótica para controlar el consumo, es importante evitar problemas de conexión cuando no va Internet.
Asimismo, no es recomendable pintar los radiadores. Esto crea una capa superficial que también puede llegar a bloquear la correcta salida de calor. Al evitar estas prácticas estamos contribuyendo a que el calor llegue antes a toda la estancia y así hacer un uso más eficiente de la calefacción. Directamente relacionado está el uso correcto por habitación. Si no vamos a estar en una habitación, lo mejor que podemos hacer es cerrar la puerta para impedir que el aire caliente se pierda. Otra forma eficiente de aprovechar el calor de nuestras estufas es combinarlas con el calor que generamos tras la ducha para ahorrar en el tiempo de uso.
Tapar fugas de aire
Al igual que podemos evitar la pérdida de calor instalando una buen aislamiento de puertas y ventanas. También podemos reducir la pérdida de calor generado por nuestros radiadores ventilando la casa el tiempo justo. Unos 10 minutos es suficiente para airear la casa en invierno. Si no contamos con un buen aislamiento de obra, podemos optar por soluciones caseras para tapar esas filtraciones de aire que poco a poco van haciendo mella. Una buena forma es tapar las fugas con masilla o cinta aislante que evite la entrada de aire del exterior.
Por último, llegada la noche y el momento de ir a la cama, debemos hacer todo lo posible para disfrutar del calor que nos proporcionan unas buenas mantas. Al apagar la calefacción por la noche, o al bajar la temperatura a unos 18ºC aproximadamente, estamos ahorrando en torno al 10% de gasto energético, por lo que también deberías valorarlo.