Puede que nunca te hayas planteado cambiar de navegador. Total, si el que usas “funciona”, ¿para qué complicarte? Pero a veces, lo que parece suficiente está muy lejos de lo mejor. En este post quiero contarte cómo descubrí un navegador que me sorprendió desde el primer día. No es famoso, ni viene preinstalado, pero me ha hecho la vida más fácil, más rápida… y más mía. Si alguna vez te has sentido limitado por tu navegador de siempre, quédate, porque esto te va a interesar.
Durante años usé los navegadores de siempre, sin pensar mucho en ello. Chrome, Firefox, incluso Edge… parecía que no había muchas más opciones. Hasta que decidí probar algo distinto. Me topé casi por casualidad con Vivaldi, un navegador que muchos pasan por alto, pero que ha cambiado por completo la forma en la que navego cada día. Y lo mejor es que lo hizo sin exigirme cambiar mis hábitos. Hoy te cuento por qué me quedo con él, y por qué creo que deberías darle una oportunidad.
Mucho más que pestañas y marcadores: así se siente usar Vivaldi
Lo que más me sorprendió nada más empezar a usarlo fue que todo se puede adaptar a ti. Puedes mover la barra de pestañas, colocar el panel lateral donde te resulte más cómodo o incluso ocultarlo si prefieres una vista limpia. Yo, que suelo tener decenas de pestañas abiertas al mismo tiempo, encontré en Vivaldi herramientas que me ahorran tiempo y estrés.
Una de mis favoritas es el apilamiento de pestañas. Puedes agrupar varias relacionadas, como si fueran carpetas. Al pasar el ratón por encima ves una vista previa de cada una, y puedes abrirlas sin perderte. También uso bastante el modo mosaico, que te permite ver varias páginas a la vez, perfecto si estás comparando productos, leyendo y tomando notas, o trabajando con dos fuentes al mismo tiempo.
Y si eres de los que dejan todo abierto por si acaso, te encantará la función de hibernación de pestañas: las deja «en pausa», liberando memoria sin que tengas que cerrarlas. Mi portátil lo ha agradecido, y yo también.
Herramientas que antes eran extensiones… y ahora vienen de serie
Antes usaba varias extensiones para leer sin distracciones, hacer capturas de pantalla o seguir mis webs favoritas. Ahora, con Vivaldi, todo eso viene ya incluido. La vista de lector limpia las páginas para que solo veas el contenido que importa. La herramienta de capturas permite guardar una página entera o una zona concreta sin instalar nada. Y el lector RSS integrado me permite estar al día sin tener que abrir mil pestañas.
Pero lo que más me ha enganchado es la herramienta de notas. Puedes escribir mientras navegas, guardar enlaces, añadir capturas… todo sin salir del navegador. Para mí, que escribo mucho y hago investigaciones online, ha sido una de las mejores sorpresas.
También cuenta con un cliente de correo, calendario y gestor de tareas integrados. No necesitas registrarte en ningún sitio ni dar tus datos. Puedes conectarlo a tus cuentas de siempre o usarlo sin conexión si prefieres.
Navegación rápida, segura y sin rastreos
Una cosa que me cansaba de otros navegadores era la sensación de estar siendo espiado. Vivaldi se desmarca totalmente de esa tendencia. No recopila tus datos, no te obliga a iniciar sesión y bloquea rastreadores por defecto. Además, incluye una versión gratuita de Proton VPN, por si quieres una capa extra de privacidad.
Y si eres de los que prefieren usar el teclado, te vas a sentir como en casa. Con los comandos rápidos puedes abrir pestañas, buscar en tu historial o cambiar de espacio de trabajo con una simple combinación de teclas. Yo me he acostumbrado en pocos días, y ahora todo me resulta más ágil.