Tengo una tarjeta bancaria que apenas uso, estos son los cambios que he hecho para que no me roben
Los piratas informáticos tienen como objetivo robar datos de todo tipo en Internet. Un ejemplo claro, es hacerse con tarjetas bancarias. Esto puede suponer un problema muy importante, ya que podrían comprar en tu nombre, hacer una transferencia fraudulenta, vender los datos en la Dark Web, etc. En este artículo, te vamos a hablar de qué debes hacer si tienes una tarjeta que no usas frecuentemente.
Es bastante común tener varias tarjetas bancarias. Tal vez tengas una de crédito, que puedas necesitar a la hora de alquilar un vehículo o cualquier otra situación, así como una o varias de débitos. Una puede ser la más utilizada en tu día a día, al comprar en tiendas físicas. Tal vez tengas otra más pensada para comprar por Internet. Pero, ¿es peligroso tener una tarjeta olvidada, que realmente no usas casi nunca? Lo cierto es que sí, pero puedes reducir el riesgo.
Qué hacer con una tarjeta que no usas
De cara a mantener tu dinero a salvo, y evitar intrusos que puedan usar tu tarjeta para cometer fraude en Internet, es clave cuidar las tarjetas bancarias. Es esencial tenerlas bien configuradas y no tener descuidos que puedan dar facilidades a los atacantes.
Apágala
Lo primero que puedes hacer, lo que sin duda es más efectivo para mantener la seguridad, es apagar la tarjeta. Es algo que la gran mayoría van a tener como opción. Basta con entrar en la aplicación del banco, ir a la sección de tarjetas y darle a apagar o desactivar. A partir de ese momento, la tarjeta ya no funcionará.
No significa esto que deje de funcionar para siempre, sino durante el tiempo que la mantengas apagada. Si vas a necesitar usarla para hacer una compra, basta con activarla de nuevo. Si la perdieras, te la roban o se hacen con los datos, mientras esté apagada no van a poder hacer nada. No confundas esto con cancelar la tarjeta, que sería dar de baja definitiva y no poder usarla más.
Esto es algo que, especialmente, deberías hacer con las tarjetas de crédito. Es decir, no es lo mismo tener una tarjeta monedero, de las recargables, con una pequeña cantidad, que una tarjeta de crédito que permita pagar más de lo que tienes en la cuenta y, posteriormente, pagar intereses. Si no sueles usar la tarjeta de crédito frecuentemente, te recomendamos que la tengas apagada.
Limita el uso
También puedes configurar la tarjeta para que funcione solo en determinados casos. Por ejemplo, puedes bloquearla para que no se pueda pagar con ella por Internet. Si robaran los datos, no podrían entrar en una web y comprar en tu nombre. Simplemente funcionaría en comercios físicos.
Cuanto más limites el uso, mejor. Podrías también limitar para que no se puedan hacer retiradas del cajero o que no funcione en otro país. El objetivo es reducir al máximo el riesgo de que usen tu tarjeta.
Todas estas opciones las vas a encontrar en la aplicación del banco. Allí verás diferentes alternativas para limitar el uso y reducir así el riesgo en caso de pérdida o robo. Siempre vas a tener mayor margen de maniobra cuando el límite es menor ya que, como máximo, podrían usar esa tarjeta para comprar solo en establecimientos físicos, por ejemplo, y no por Internet. Incluso podrías configurarla para que pida PIN siempre.
Algo interesante es quitar la banda magnética de la tarjeta. Muchos bancos permiten desactivarla y realmente no te va a afectar, ya que hoy en día, al menos en España, es muy raro pagar así. De hecho, los fabricantes de tarjetas van a dejar de incluir la banda magnética pronto. El motivo es que es una de las opciones que tienen los criminales para duplicarlas.
Pon un tope de pago muy bajo
Otra cosa que podrías hacer, es poner un tope de pago muy bajo a esa tarjeta. No significa que deje de funcionar, que la desactives por completo, sino que vas a poder un límite bastante reducido. Por ejemplo, que solo permita realizar pagos de 100€. De esta forma, en caso de que la roben, no podrían pagar más allá de esa cantidad y siempre te llegaría el aviso.
Si dejas una tarjeta olvidada sin límites, es un riesgo bastante grande. Si crees que puedes necesitarla para algo puntual, por ejemplo si la tienes configurada en un reloj o en el teléfono para pagar con contactless cosas baratas, puedes tener ese límite diario bajo. Tener activado el contactless, puede ser un problema.
Esto no solo lo recomendamos con tarjetas que no usas prácticamente nunca, sino también en otras que sí que utilices más frecuentemente, pero para las que no necesitas tener un gran límite. Por ejemplo, aquellas cuentas que utilices para comprar por Internet. Podrías limitar la cantidad máxima y reducir así el riesgo de que puedan usarla para hacer una gran compra y robarte mucho dinero.
En definitiva, estos son algunos ajustes interesantes que deberías tener en cuenta con tus tarjetas bancarias que no uses frecuentemente. Te ayudarán a mantener una buena seguridad y evitar riesgos innecesarios.