Sin lugar a dudas, estos dispositivos han revolucionado el networking doméstico. Permiten a los usuarios llevar Internet a cualquier lugar de la vivienda, permitiendo la conexión de dispositivos vía cable o incluso de forma inalámbrica. Es este último aspecto de los PLCs el que queremos destacar en este artículo. Ofrecen versatilidad a la hora de conectar dispositivos sin perder sencillez a la hora de realizar la configuración de los dispositivos. Sin embargo, ¿cómo afecta la inclusión de un punto de acceso inalámbrico en el rendimiento de los puertos de red?
Para ponernos en antecedentes, queremos repasar de forma rápida cuáles han sido los pasos necesarios para llegar al punto en el que nos encontramos: velocidades de hasta 2.000 Mbps sobre la red eléctrica. Podéis leer nuestra review PLC con Wi-Fi TP-Link TL-WPA4220 KIT.
Estos dispositivos comenzaron ofreciendo velocidades de hasta 100 o 200 Mbps. Posteriormente llegaron evoluciones, alcanzando velocidades de hasta 500 o incluso 600 Mbps. El siguiente step logró alcanzar los 1.000 y 1.200 Mbps. Por último, a mediados del pasado año aparecieron los primeros dispositivos que ofrecían velocidades de hasta 2.000 Mbps. Es necesario saber que, todas las velocidades que hemos ofrecido anteriormente son teóricas. Es decir, la velocidad útil siempre es (o al menos se aproxima) a la mitad de los valores ofrecidos. Es decir, estaríamos hablando de 50, 100, 250, 300, 500, 600 y 1.000 Mbps, respectivamente.
Podríamos decir que con esta información hemos creado la base para este artículo.
Tipos de PLCs
A continuación, y teniendo en cuenta que nuestro artículo gira entorno a los PLCs con y sin punto de acceso, vamos a crear dos categorías para saber qué características podemos encontrar.
PLCs sin punto de acceso Wi-Fi
En función de la velocidad nos podemos encontrar puertos Fast Ethernet o Gigabit Ethernet. Por norma general, el fabricante siempre priorizará en estos la utilización de puertos Gigabit Ethernet, pudiendo ofrecer hasta 1.000 Mbps.
PLCs con punto de acceso Wi-Fi
Cuando el fabricante opta por incluir un punto de acceso inalámbrico, se pueden ver algunas modificaciones. De entrada, este puede 802.11n o 802.11ac. El usuario puede encontrar estas dos soluciones en el mercado, existiendo la variante dentro de los 802.11n que permiten hasta 300 Mbps o bien hasta 150 Mbps.
En lo que se refiere a puertos de red también encontramos algunas modificaciones respecto a la anterior categoría. Pocos fabricantes optan por mantener los puertos Gigabit Ethernet, viéndose sustituidos por Fast Ethernet.
Rendimiento y presencia de puertos Fast Ethernet
El anterior apartado nos ha abierto una vía de discusión, o cuanto menos generar dudas entre los usuarios: ¿Por qué los PLCs que poseen AP Wi-Fi cuentan con puertos Fast Ethernet? Esa es una pregunta que vamos a tratar de resolver a continuación.
Para que resulte mucho más sencillo, vamos tomar como punto de partida unos PLCs que ofrecen hasta 600 Mbps sobre la red eléctrica y cuentan con dos puertos Fast Ethernet y un punto de acceso inalámbrico Wi-Fi N, capaz de ofrecer hasta 300 Mbps.
¿Qué sucede si utilizamos los dos puertos Fast Ethernet?
En el peor de los casos, teniendo en cuenta que el límite de los puertos estaría próximo a los 95 Mbps, nos encontraríamos con una utilización de 190 Mbps de los 300 Mbps disponibles (recordamos que de los 600, por protocolo, y en el mejor de los casos, solo 300 Mbps están disponible como velocidad efectiva). Es decir, que hay margen aún para que el PLC no alcance su máximo.
¿Y si utilizamos los puertos junto con el AP Wi-Fi?
Cuando entra en juego el AP la cosa cambia sustancialmente. A los 190 Mbps de los puertos hay que añadir los 150 Mbps efectivos del punto de acceso en el mejor de los casos. Estaríamos hablando de más de 240 Mbps de los 300 Mbps. Partiendo de que en las viviendas nunca se obtiene el el rendimiento ideal sobre la red eléctrica, estaríamos muy cerca de alcanzar el límite del dispositivo, encontrándonos con una situación de cuello de botella.
¿Qué sucede si no hay suficiente velocidad de transmisión para puertos y AP inalámbrico?
Vamos a complicar aún más el escenario. En vez de un dispositivo de unos dispositivos de hasta 600 Mbps, vamos a utilizar uno de hasta 500 Mbps. lo que es lo mismo 250 Mbps útiles. Mantenemos los dos puertos de red y el AP Wi-Fi N.
¿Qué sucedería en esta situación? Aparece un cuello de botella. No existe suficiente velocidad de transmisión para cumplir con las necesidades de los dos puertos y el AP Wi-Fi. Por lo tanto, en estos casos se reduce el rendimiento de las interfaces y se reparte el recurso (es decir, los 250 Mbps) entre los dos puertos y el punto de acceso de una forma lo más equitativa posible. Es decir, nunca disfrutaremos de un 100% de rendimiento si se está haciendo un uso exhaustivo de todas las interfaces.
¿Merece la pena adquirir PLCs con punto de acceso Wi-Fi?
Pues supuesto que sí. Se trata de una opción fácil de instalar que permite llevar Internet a cualquier lugar de la vivienda, permitiendo la conexión tanto de forma inalámbrica como a través de cable de red. Lo que sí es cierto es que, adquiriendo un dispositivo de este tipo, se ha de ser consciente de que el rendimiento no será excepcional, ya que se prima la conectividad antes que el rendimiento. Si queremos un mejor rendimiento, sin lugar a dudas, la mejor opción es decantarse por un PLC con puertos Gigabit Ethernet y sin punto de acceso.