Tomando conciencia de los tiempos que corren, es razonable preguntarse: ¿qué haríamos si no existiese el GPS en nuestro móvil o cualquier dispositivo? Pues, muy probablemente la vida siga su curso. Sin embargo, tanto nos hemos acostumbrado a su alto nivel de utilidad que muchos se han vuelto dependientes de esta gran herramienta para el día a día. Tengamos en cuenta que este sistema de posicionamiento se encuentra prácticamente en toda clase de dispositivo. Sin embargo, ¿vale la pena exponer nuestra privacidad de esa manera?
Esquema de funcionamiento
El GPS funciona mediante satélites que transmiten señales de radio que cuentan con datos de sus respectivas localizaciones. Además de eso, informan sobre su estado actual y tiempo preciso. Esto, gracias a relojes atómicos a bordo. Todas las señales de radio transmitidas por el satélite viajan a través del espacio prácticamente a la velocidad de la luz, es decir, a casi 300,000 kilómetros por segundo.
Pasando a la Tierra, un dispositivo GPS recibe las señales de radio del satélite, y empieza a «tomar nota» del tiempo exacto en el que esas señales llegaron a dicho dispositivo. Esa información es la base para calcular la distancia en el que se encuentra en relación al satélite que se encuentra en su línea de vista. Finalmente, una vez que el dispositivo GPS determine su distancia en relación a al menos cuatro satélites, pasa a valerse de la geometría para determinar su localización en la Tierra en tres dimensiones.
Sin embargo, ¿cómo esto es aprovechado por mi móvil? Dicho dispositivo utiliza los datos generados por GPS para realizar la triangulación y determinar tu localización actual, además de la hora. Anteriormente, comentamos que se necesitan de al menos cuatro satélites para determinar la localización por GPS. Justamente, el cuarto satélite sirve para determinar la altitud, de manera a que puedas obtener tus datos de geolocalización en un mapa precisando solamente de los otros tres.