Para poder ahorrar en la factura de la luz o gas, es importante controlar bien los aparatos que usas en tu día a día. Un ejemplo es la ducha, ya que al calentar el agua vas a consumir energía. Te vamos a hablar de un pequeño cambio con el que vas a poder ahorrar dinero cada mes. Vamos a explicarte de qué necesitas, en qué consiste y cuánto vas a poder rebajar la factura si lo aplicas en tu vivienda.
Se trata de cambiar tus grifos por otros que tengan regulador de temperatura. Básicamente, permiten poner una temperatura y lograr que el agua salga siempre a lo que has marcado. Es estable, por lo que no va a salir demasiado caliente, ni tampoco demasiado fría y que tengas que estar continuamente cambiando.
Ahorra con los grifos de ducha
Según IDAE, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía, puedes ahorrar hasta un 6% de energía si cambias los grifos de la ducha por modelos que tengan regulador de temperatura. Esto lo puedes hacer en cualquier grifo de casa, pero es especialmente útil en la ducha, para que puedas ajustar la temperatura adecuada. Si te vas a duchar con un grifo normal, donde solo puedas moverlo hacia un lado u otro, en función de si quieres agua fría o caliente, es más complicado que salga la temperatura deseada. Podemos pasarnos de agua fría o, al contrario, que eche agua demasiado caliente y tengamos que volver a modificar el grifo.
En todos estos cambios, lo que hacemos es consumir energía. Al utilizar un grifo que tenga regulador de temperatura, vamos a ahorrar. El agua va a salir siempre a la temperatura deseada, podremos regularlo para que no sea una temperatura excesiva, lo cual puede suponer un mayor consumo y también que nos quememos.
Además, vamos a ahorrar también agua. A fin de cuentas, no vamos a encontrarnos de golpe con agua muy caliente o muy fría, lo que puede hacer que desperdiciemos esa agua hasta que salga a la temperatura adecuada. Al usar un regulador de temperatura, este problema lo vamos a evitar.
Si quieres controlar que tu ducha no pierde agua, puedes instalar un Shelly Flood y usar Home Assistant para recibir alertas por inundación.
Ajusta la temperatura adecuada
Después de explicar cómo puedes ahorrar hasta un 6% de energía al ducharte según IDAE, es importante que sepas poner la temperatura adecuada. Esto va a depender un poco de cada persona, ya que el nivel de confort puede ser diferente. Tal vez alguien necesite algún grado más, mientras que otros quieran agua algo más fresca.
No obstante, en líneas generales se considera que el tope está en unos 38,5 grados. A partir de ahí, no deberías poner nunca el agua de la ducha. Ahora bien, de cara a ahorrar podemos bajarlo tanto como nuestro nivel de confort lo permita. Si nos hacemos eco de la recomendación que lanzan desde ENDESA, el agua debería acercarse a los 30 grados.
Pero claro, esos 30 grados puede que sean muy pocos para algunas personas. Por ello, lo ideal es que la pongas a una temperatura entre los 30 y los 35. De cara a ahorrar, no deberías pasarte de ahí. Si aun así necesitaras más, intenta que no pase de los 37 grados. Esto te ayudará a gastar menos energía y mantener un buen nivel de confort. Aislar la casa, aprovechar la domótica o usar los electrodomésticos en modo Eco, también te ayudará a ahorrar.