La identificación digital Europea ya está aprobada, ¿es el fin de nuestra privacidad?
Mantener la privacidad en la red es algo cada vez más complejo. Al menos, cada vez tenemos más plataformas y servicios que usamos en nuestro día a día. Eso da más opciones a los atacantes para robar datos e incluso colar amenazas en nuestros dispositivos. En este artículo nos hacemos eco de la Identidad Digital de la Unión Europea. Es algo que va a estar disponible para todos los ciudadanos, y también empresas, que necesiten identificarse o confirmar la información personal. Pero, ¿puede afectar a la privacidad?
Esto ha generado muchas dudas y es que la privacidad sí que podría verse comprometida. Te vamos a explicar de qué manera puede afectarte. También hablaremos de en qué consiste exactamente esta identificación digital de la UE, ya que no es algo obligatorio que vayas a tener que hacer.
En qué consiste
Aunque se trata de algo voluntario, sí que va a ser necesaria esta identificación en algunos supuestos. Por ejemplo, la pueden solicitar para acceder a determinados puestos de trabajo, estudios universitarios o incluso ciertos trámites médicos y bancarios. Por ahora está aprobada, aunque no estará disponible hasta, al menos, el próximo año. Va a funcionar a través de carteras digitales, las cuales podemos llevar en el móvil y otros dispositivos. Esto es lo que permite almacenar e intercambiar información con terceros, por lo que podremos fácilmente identificarnos cuando fuera necesario. Todo esto, en cualquier Estado miembro de la Unión Europea.
La idea principal es facilitar los trámites y disminuir la burocracia. Básicamente, el objetivo es centralizar todos los documentos en uno solo, por lo que sería más fácil realizar algo por Internet. Sobre el papel, es positivo para identificarte en la red con garantías. El problema llega cuando entramos más de lleno en el tema de la privacidad.
La Identidad Digital de la UE pone en duda la privacidad
El problema es que todo esto va a estar en la nube. Es necesario, lógicamente, para poder identificarnos en Internet. Va a estar todo almacenado en servidores, posiblemente repartidos en varios países. ¿Qué ocurre si un ciberdelincuente logra romper la seguridad de esos servidores? Lo mismo que hemos visto en muchos casos: tendrían acceso a la información.
Vivimos tiempos en los que la información es crucial. Las empresas buscan la manera de saber más de los usuarios, gobiernos externos espían a otros países y a sus ciudadanos, los cibercriminales quieren saber más de nosotros para lanzar ataques Phishing más personalizados… Recientemente, Biden ha comentado el posible riesgo que los coches chinos pueden tener para la privacidad de los ciudadanos estadounidenses, ya que podrían robar datos personales.
Eso mismo podría llegar a ocurrir si alguien, ya sea un grupo de ciberdelincuentes o incluso un país, lograra romper la seguridad de esos servidores y acceder a la Identidad Digital de los ciudadanos de la UE. Además, algunos sectores se preguntan si esto no puede ser otra forma más de controlar a la población. A fin de cuentas, es un método con el que vamos a dejar más rastro en Internet o al realizar trámites y que va más allá de nuestro país.
Esto que pretende la UE es tener un control total de los ciudadanos, al más puro estilo de China. Si unimos esta identificación digital de la UE con lo que quieren hacer con el Euro Digital, está claro que lo que quieren es controlar al máximo todo, y eso no es nada bueno para nosotros porque choca frontalmente con nuestra privacidad y libertad. Aunque en un primer momento indiquen que es «voluntario», lo cierto es que poco a poco irá siendo obligatorio para ciertos trámites. Aunque por un lado nos dará comodidad para hacer ciertos trámites por Internet, tal y como sucede ahora con el DNIe o el certificado digital de la FNMT, esta identificación digital tendrá muchísimos más usos según lo están «vendiendo».
Restringir el acceso
Sí es cierto que, como no podía ser de otra manera, esta identificación digital va a venir con ciertas opciones para evitar accesos indeseados. Van a tener las más robustas medidas de seguridad para no tener problemas. Pero claro, siempre existe el riesgo, aunque sea mínimo, de que los datos puedan terminar en malas manos. Algo que hay que mencionar es que el usuario final va a tener el poder de configurar esa identificación para decidir con quién comparte algo. Por ejemplo, puede que necesiten verificar únicamente tu fecha de nacimiento, por lo que solo darías ese dato y no otro tipo de información adicional.
Otro aspecto muy importante, es que los sistemas deberán estar muy blindados frente a intrusiones externas, porque de lo contrario, no solamente nuestra identidad se verá filtrada, sino también todas las acciones que hemos realizado con dicha identidad digital. Esto es bastante crítico, porque no solamente sabrán todos nuestros datos, sino también si hemos alquilado una bici (han puesto este ejemplo para «vender» la identidad digital) o cualquier otra acción.
Esta identidad digital va a permitir que nos identifiquemos tanto en Internet, como fuera de la red. Es precisamente de forma online, como podemos tener más riesgos si ponemos esos datos donde no debemos, hay brechas de seguridad, etc. Queda por ver exactamente cómo estará configurada esta Identidad Digital de la UE, pero lo que sí es seguro es que ha levantado cierta polémica en lo referente a la privacidad.